MONFRAGÜE.
CABAÑEROS. DOÑANA.
¿CUÁNDO VUELVE EL
LOBO?
EUGENIO FERNÁNDEZ
Crónicas de Fauna / Terabithia Press
España es uno de los países más biodiversos de Europa si no el primero, al alimón con Italia. Esto no es casualidad, toda vez que la Península Ibérica se encuentra a caballo entre Europa y África, y goza de un clima cálido muy favorable para el desarrollo de la vida animal y vegetal.
Esto se traduce en una red de nada menos que dieciséis Parques Nacionales distribuidos en la Península, las Islas Baleares y las Islas Canarias, que cubren prácticamente todos los ecosistemas de nuestro país: alta montaña eurosiberiana y mediterránea, terrenos volcánicos, áreas marítimo-terrestres, humedales mediterráneos, bosque mediterráneo, etc.
Es bastante desconcertante, toda vez que “parque nacional” es, en teoría, la máxima figura de protección de la Naturaleza, donde la conservación de la fauna y la flora debería ser lo primero, lo segundo, lo tercero y lo cuarto, y donde las actividades humanas deberían cesar por completo o bien someterse a la prioridad de la conservación. Si no se está dispuesto desde la Administración a asegurar la conservación como actividad prioritaria en los parques nacionales, igual deberían reestructurarse como parques naturales, donde sí se permiten actividades humanas.
Pero la situación más sangrante la protagonizan los tres parques nacionales de ámbito mediterráneo: Monfragüe, Cabañeros y Doñana. Como ecosistemas de bosque mediterráneo y dehesa que son, estos tres parques cuentan con nutridísimas poblaciones de ciervos rojos (Cervus elaphus). Pero resulta que a estos ciervos no se los come nadie. En la Península Ibérica, es el lobo ibérico el superdepredador encargado de controlar las poblaciones de ungulados silvestres. ¿Dónde están los lobos de Monfragüe, Doñana y Cabañeros?
Pues exterminados a golpe de escopeta y estricnina. En Doñana, el último lobo fue abatido en 1951, en Monfragüe hacia 1955 y en Cabañeros en 1973. Evidentemente, cuando se abatieron los últimos lobos en estos territorios no eran parques nacionales sino más o menos cotos de caza. Como siempre, el cazador no tolera a ningún depredador que se coma “sus” presas y le deje sin diversión. Faltaría más. Andó el tiempo y estos tres territorios fueron declarados Parques Nacionales. Pero poco cambió en ellos porque siguieron “funcionando” como cotos de caza, pervirtiendo completamente el significado de “parque nacional”.
Evidentemente, sin su depredador, ciervos y jabalíes se han multiplicado hasta lo indecible y hay que “controlarlos” para que no devoren toda la vegetación de los respectivos parques nacionales. Esto obliga al personal técnico en Cabañeros y Doñana a abatir anualmente cientos de venados y jabalíes, pero en Monfragüe directamente se organizan cacerías como antaño, y todo el parque está erizado de trampas. Un despropósito. Encima la carne de estos venados y jabalíes se exporta a Alemania, donde hay mucha afición a la carne de caza pero pocas ganas de matar a los animales locales. Ya están los “parques nacionales” españoles , esos cotos de caza de lujo, para suministrar venado a Europa.
¿Para eso sirve un Parque Nacional?
No podemos dar por válida esta situación ni un día más. Si estamos en un parque nacional, es el lobo quien debe devorar a los venados, y los humanos deben quitarse de en medio. Hay que reintroducir el lobo en Cabañeros, en Doñana y en Monfragüe exactamente igual que se reintrodujo al lobo en Yellowstone en 1996, y el cánido puso orden en el Parque. ¡Vaya si puso orden! En pleno siglo XXI, en pleno abandono rural y en plena contestación social a la caza, parques nacionales como Monfragüe, Doñana y Cabañeros no pueden seguir siendo cotos de caza encubiertos. Si las Administraciones no se atreven a reintroducir al lobo allí, lo mejor es “degradarlos” a parques naturales o directamente devolverles su antigua condición de cotos de caza. Pero no se puede engañar a la población durante todo el tiempo.
Y hay que repetir hasta la saciedad: el lobo NO ataca al ser humano. Nunca. Bajo ninguna circunstancia. No en España ni en Europa, ni antes ni ahora ni mañana. Y los ganaderos de la región no tienen nada que temer si protegen sus rebaños de ovejas y de cabras: hay tantísimos ciervos y jabalíes en Monfragüe, Doñana y Cabañeros que les aseguro que los lobos ni se van a fijar en ellas. Pero, eso sí, hay que dejar de cazar ciervos y jabalíes allá donde esté el lobo, para que ellos se concentren en controlar a los ungulados, que es lo que tienen que hacer. De modo que no debe haber ningún miedo por parte de las Administraciones para iniciar cuanto antes los preceptivos estudios técnicos y sociales necesarios para traer de vuelta al gran cánido adonde debe devolver el orden y el esplendor.

© Crónicas de Fauna 2021
Fotos / Arriba: Batida de lobos en la Sierra Oeste de Madrid, en las Navas del Marqués, a finales de los 40: el lobo vuelve a estar presente en la Sierra del Guadarrama. Abajo: Imágenes de los parques nacionales de Monfragüe, Cabañeros y Doñana y de uno de los últimos ‘alimañeros’ de Andújar. © Terabithia Stock / CSIC





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En el arte de la fotografía, que es por excelencia el arte de la oportunidad, una sola golondrina suele hacer todo el verano.
Sin embargo, también como las golondrinas, esa sola fotografía sumaria no hubiera sido posible sin todas las otras
gabriel garcía márquez
Periodista
Nobel de Literatura 1982











