TALAVERA DE LA REINA: ¿PUEDE SU FAUNA SACARLA DEL MARASMO?
EUGENIO FERNÁNDEZ
Crónicas de Fauna / Terabithia Press
Las ciudades son como las personas. Pasan altibajos, por buenas y malas épocas. No tenemos más que observar el ejemplo de una ciudad como Venecia, que fue durante siglos una de las ciudades más ricas, poderosas e influyentes del mundo y hoy la vemos devorada por el moho, la decadencia y el turismo depredador. Seguro que el amable lector tiene en mente muchos más ejemplos por el estilo.
Al igual que las personas, las ciudades a veces necesitan reinventarse y redefinirse para encontrar su sitio en un mundo cambiante. En España, por supuesto, también se ha dado y se da este fenómeno, y en este artículo quiero hablar especialmente sobre Talavera de la Reina, una ciudad en busca actualmente de un nuevo modelo de desarrollo. Para ello, hace pocos años volvió la vista hacia un patrimonio natural en el que no había reparado hasta este momento: sus Islas del Tajo.
Son dos islas ancladas como portaaviones en el tramo del Tajo que atraviesa el casco urbano: la Isla de los Molinos de Arriba y la Isla de los Molinos de Abajo, o Isla Grande. La Isla de los Molinos de Arriba, en realidad, es artificial. Fue creada cuando se excavó un canal con el que se alimentaba de agua la Central Eléctrica que empezó a funcionar a comienzos del siglo XX, y que hoy se conserva aún, completamente abandonada.
Existían ciertos planes para ellas que, por diversas circunstancias, no se han materializado. Y creo que siguen constituyendo una buenísima ventana de oportunidad para transformar la economía talaverana en el sentido de una “Ciudad Verde”, cuya fauna y flora autóctona sea no sólo un revulsivo social sino también una fuente de ingresos tanto para el sector público como para el sector privado.
Se podría pensar en la rehabilitación integral de todo el frente fluvial talaverano: recuperación de vegetación autóctona, reconstrucción de las orillas urbanizadas, construcción de pasarelas que unan las islas con las orillas y entre sí, circuitos peatonales biosaludables, sendas ecológicas, e infraestructuras culturales y de ocio.
Pero seríamos timoratos al imaginar sólo una especie de macro-parque urbano. En estas islas (y su zona de influencia en el Tajo talaverano) se han detectado, entre otras especies animales, la presencia de cigüeñas, garzas, espátulas, fochas, gallinetas, cárabos, picos picapinos, buitres negros (entre otras muchas más especies), ranas comunes, tritones, galápagos leprosos, barbos, ginetas, zorros, jabalíes, nutrias o comadrejas. Y sólo es un botón de muestra de la riqueza faunística que, de repente, se podría incorporar a la administración municipal y puesta al alcance del público.
La instalación de un Observatorio de Aves, de un Centro de Recuperación de Fauna, sendas ecológicas, o la instalación de un Aula de la Naturaleza y un Centro de Interpretación del Río Tajo en el abandonado edificio de la Central Eléctrica con un programa de investigación y exposición, con banco de semillas de plantas autóctonas y programas de cría en cautividad de fauna autóctona en peligro, etc, crearían un verdadero núcleo económico basado en la biotecnología y la “eco-tecnología” para la que se podría buscar el apoyo de algún centro tecnológico de investigación por parte de la Universidad de Castilla – La Mancha con la creación de puestos de trabajo directos e indirectos de altísima cualificación que pondrían de nuevo a Talavera en el centro de la prosperidad económica.
Todas estas infraestructuras, bien gestionadas y accesibles al público en general, proporcionarían una verdadera educación ambiental a los talaveranos, obligados de algún modo a vivir de espaldas a su río hasta ahora. También Talavera podría aprovechar este camino de prosperidad ecológica basada en su fauna y flora autóctona para promocionar ZEPAs poco conocidas de la zona norte de la provincia de Toledo, y cuya base operativa para organizar rutas allí estaría en Talavera. Si, además, se recupera el Mercado de Ganado que fue histórico en Talavera, y se publicita inteligentemente entre los públicos de Madrid, Toledo, Ávila y Cáceres para que se visite todo este verdadero “hub” faunístico, estaríamos hablando de algo grande y nunca visto en España.
La recuperación de las Islas Interiores del Tajo sería una gran noticia para Talavera. Pero, atención… estamos en el siglo XXI y ya no podemos ignorar por más tiempo que este hábitat no pertenece al ser humano (por muchos euros que se puedan gastar en su compra), sino que debemos compartirlo con nuestros otros vecinos cuadrúpedos, emplumados o escamados. Y es imperativo diseñar un plan de uso que compatibilice el espacio vital que necesita la fauna de la zona, con las necesidades de ocio y educativas de los talaveranos. Tienen la oportunidad de hacer las cosas bien desde el principio, y marcar así un valioso ejemplo.
¿Empezamos a pensar imaginativamente o seguimos languideciendo en la subvención y la
molicie?
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