El trigo con el que se elabora la mayor parte de las papillas para bebés de esta firma procede de 80 agricultores locales que lo cultivan de forma sostenible, una veintena de los cuales emplea prácticas de agricultura regenerativa

En estos campos, ubicados en Castilla y León, el cultivo del cereal se alterna con el de las legumbres y se apuesta por la siembra directa sin arar la tierra

Preservar los hábitats seminaturales dentro de las propias fincas y utilizar únicamente abonos orgánicos son otras de las medidas implementadas para reducir la huella de carbono, mejorar la salud del suelo y fomentar la biodiversidad


TP / Nestlé / Esplugues del Llobregat / BCN

Casi dos tercios de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden de la agricultura. Por eso y en línea al compromiso de Nestlé de alcanzar las cero emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2050, la Compañía está impulsando con fuerza numerosas iniciativas con el objetivo de ir más allá de una agricultura sostenible y avanzar hacia una manera regenerativa de trabajar la tierra. En Nutrición Infantil, el 100 % de los cereales locales que se utilizan para elaborar las papillas Nestlé se cultivan en campos de Castilla y León de forma sostenible. Además, en tan solo dos años, la Compañía ha logrado que cerca del 40 % de esta materia prima ya proceda de la agricultura regenerativa.

“Queremos que la elaboración de nuestros cereales infantiles tenga un impacto positivo en el ecosistema local y este compromiso empieza desde el origen. Hoy contamos con una extensión de 4.000 hectáreas, ubicadas en Castilla y León, en las que la materia prima ya se cultiva con novedosas prácticas regenerativas y aspiramos a triplicar las toneladas este 2024”, explica Luis Pinto, director de Nutrición Infantil de Nestlé Iberia.

Sostenibilidad, mayor resiliencia y más competitividad
Desde 2022, Nestlé y Fundación Global Nature –organización sin ánimo de lucro dedicada a la protección de la naturaleza– impulsan un proyecto para promover una serie de medidas en las explotaciones agrarias con el objetivo de proteger los recursos naturales como el suelo, el agua y la biodiversidad y reducir la huella de carbono.

“Para nosotros es una gran satisfacción estar al lado de los agricultores e impulsar este nuevo modelo de agricultura. El objetivo es la regeneración del suelo, es decir, mejorar su salud, en cuanto a fertilidad y resiliencia, para ayudar a mejorar su rendimiento y, al mismo tiempo, reducir la huella de carbono. Una buena gestión del suelo tiene un papel fundamental, porque permitirá absorber y almacenar carbono de forma sostenible, reduciendo la cantidad de COa la atmósfera”, destaca Agustín Fuentes, agrónomo coordinador del proyecto.

Por su parte, Jordi Domingo, coordinador de proyectos de Fundación Global Nature, explica que las alianzas a largo plazo con el sector agroalimentario son el único modo de introducir cambios significativos en el modelo de negocio. “Se ha trabajado codo a codo con los agentes de la cadena de suministro, incorporando su visión, adaptando las prácticas agroambientales a su contexto e incorporándolas a una cadena de valor. Se han alineado los intereses de todos. En este trabajo, hemos comprobado que la transición hacia la agricultura regenerativa tiene unos tiempos muy determinados. Es una transición que requiere un esfuerzo considerable, que incluye evaluaciones en campo de los beneficios alcanzados, planes de acción financiados para los agricultores o el acompañamiento a los productores, entre otros; y ahora tenemos claro que es un cambio de modelo que funciona y queda para siempre”, remarca.

Prácticas destacadas implementadas en estos campos:

El uso de fertilizantes orgánicos en sustitución de los químicos y una apuesta por la rotación de cultivos. Los agricultores alternan el cultivo del cereal con el de las legumbres para aprovechar los nutrientes de la tierra y mantener su equilibrio natural.

Promover el mínimo laboreo y la siembra directa. De esta forma, el agricultor siembra la semilla directamente sin mover ni arar la tierra. Esta técnica poco invasiva permite que el suelo mantenga las raíces y los microorganismos que están presentes de forma natural en la tierra.

La siembra de cultivos de cobertura. El objetivo es retener más agua en el suelo y controlar la maleza o las plagas.

Se apuesta por la agricultura de precisión, para conocer las necesidades reales de nutrición nitrogenada de las parcelas o aplicar diferentes cantidades de abono en función del potencial productivo del suelo. También se están usando estaciones meteorológicas de alerta de enfermedades para, en función del riesgo, controlar las plagas en el momento óptimo.

Conservar y preservar hábitats seminaturales. Se trata de favorecer áreas no productivas dentro de las propias fincas y de su entorno, contribuyendo así a restaurar y potenciar también la biodiversidad.

Además de fomentar el origen local y sostenible de la materia prima, esta compañía vela por la protección de los recursos naturales y reducir la huella de carbono a lo largo de todo el proceso de elaboración de sus papillas. Por este motivo, la mayoría de la materia prima de los cereales para bebés de Nestlé se cultiva a menos de 50k m de distancia del molino en el que se obtiene la harina de cereal, contribuyendo así a una reducción de las emisiones.