BIENVENIDO,

PIGARGO EUROPEO…

PESE A QUIEN LE PESE

EUGENIO FERNÁNDEZ

Crónicas de Fauna / Terabithia Press

Casualidades de la vida. Justo la pasada semana publiqué un artículo en mi cuenta de Patreon en el que daba algunos datos básicos sobre el pigargo europeo (Haliaaetus albicilla) con motivo del reciente comienzo del programa de reintroducción de esta especie que GREFA, con el apoyo de las Administraciones Públicas, ha iniciado en Asturias. Pues justo al día siguiente aparece en un medio de comunicación un “artículo” atacando este proyecto. Aquí me propongo ponerles los puntos sobre las íes, a ver si nos informamos correctamente.

En primer lugar no voy a hacer el honor de citar dicho artículo básicamente por su pésima calidad periodística: el artículo se posiciona descaradamente del lado de quienes no están de acuerdo con la reintroducción del pigargo en lugar de dar la información equilibrada para que el lector forme su propia opinión. En este artículo se da voz únicamente a aquellos que son contrarios al proyecto, y en ningún momento se recaba la opinión y argumentación de los promotores del mismo. Ante tamaña manipulación, me niego a citarles.

Pero sí voy a contestar sus “argumentos” porque sí quiero que mis lectores estén plenamente informados lleguen o no a conclusiones que coincidan con la mía. Los “argumentos” de estas personas se resumen en tres.

Primero. Lo primero que dicen estas personas es que el pigargo europeo “nunca vivió en la Península” y que el proyecto de reintroducción se ha llevado a cabo “sin ningún estudio científico que lo avale”.

La primera en la frente. Para empezar, GREFA es la organización conservacionista más seria de nuestro país. Dispone de expertos y científicos tan buenos y válidos como el que más y saben lo que tienen entre manos. Ya lo creo que lo saben. Y el criterio que han tomado los expertos de GREFA es el paleontológico: existen restos fósiles del pigargo europeo en diversos yacimientos peninsulares, Atapuerca sin ir más lejos.

Se puede discrepar de este criterio, faltaría más. En Ciencia la discrepancia es normalísima y es hasta deseable que la haya pero lo que no se puede hacer jamás en Ciencia es negar la evidencia. Se puede considerar que la existencia de restos paleontológicos de una especie no es suficiente para decidir su reintroducción, claro está que sí, pero lo que no se puede decir es que el pigargo “nunca vivió en la Península” cuando la evidencia paleontológica dice lo contrario. Por tanto, si empezamos negando evidencias científicas, mal vamos. Sobre todo porque estos contradictores se autoproclaman “científicos”. Ya iremos a ello.

Lo de que “no hay estudios científicos que lo avalen” ya me da la risa floja. Creo que están sugiriendo seriamente que un responsable de GREFA se levantó un día y se dijo “hoy voy a soltar unos cuantos pigargos en Asturias”. Y un funcionario del Ministerio de Transición Ecológica le dijo: “pues venga, vamos adelante”. Y un tercer funcionario del Principado de Asturias se unió a la fiesta y dijo “¡pues yo también quiero!”. ¿En serio? ¿están sugiriendo ESO?

Creo que no tienen ni idea de lo que es una reintroducción. Es uno de los asuntos más complejos que puede haber dentro del campo de la conservación de fauna y flora. Para reintroducir una especie animal, la que sea, se necesitan profundísimos estudios científicos (por no hablar de la parte política y la parte social, que ésas son otras historias). De tal manera que muchos proyectos finalmente no han salido adelante porque los estudios eran completamente negativos. Y se lo dicen a GREFA, que está gestionando magistralmente la reintroducción del buitre negro en la Sierra de la Demanda.

Por supuesto que hay los estudios correspondientes. Avalados además por las autoridades nacional y autonómica, tradicionalmente muy conservadoras en lo que se refiere a reintroducción de especies en general y de depredadores en particular. Otra cosa es que no coincidan con lo que piensan estos señores o que no hayan sido ellos los “avaladores” de dichos estudios.

Segundo. El segundo argumento de estos elementos es legítimo, seamos ecuánimes. Rezan estos personajes: “¿por qué gastar tiempo y dinero en el pigargo cuando tenemos muchas especies en peligro para conservar como el urogallo?”

Pero aunque el argumento es muy bueno, lo enfocan de mala manera. ¿Es que acaso tenemos que acometer proyectos conservacionistas de una especie por vez?; ¿saben estas personas cuántos proyectos de reintroducción, protección y conservación hay en marcha simultáneamente en España?; ¿saben que se está reintroduciendo el buitre negro en la Sierra de la Demanda y el quebrantahuesos en los Picos de Europa? Lo podría resumir así: urogallo sí, pigargo también.

Y han puesto el dedo en la llaga hablando del urogallo cantábrico (el pirenaico no presenta una situación tan mala como el cantábrico), pero han abierto la caja de los truenos. En efecto, la situación del urogallo cantábrico es crítica y algunos pronostican su exterminio dentro de unos treinta años. ¿Por qué digo que han abierto la caja de los truenos?

El urogallo es un ave extremadamente sensible y frágil a la influencia humana. Necesita un hábitat no diré que prístino pero casi casi. Por lo menos, con una mínima interferencia humana. ¿Y qué tiene? Fragmentación de su hábitat, ganadería extensiva que le va comiendo terreno al bosque y al monte cada vez más, incendios forestales provocados por los humanos, infraestructuras como tendidos eléctricos, estaciones de esquí, carreteras, y la caza inmisericorde a la que ha sido sometido hasta el punto de que, aunque hoy protegido, el cuello de botella genético causado por esta matanza de machos reproductores sobre todo le está pasando cruel factura hoy día a la especie. Todos los intentos de cría en cautividad para su reintroducción en libertad han fracasado. No todas las especies son susceptibles de ello.

De modo que si queremos proteger de verdad al urogallo cantábrico, prácticamente hay que cerrar el monte y prohibir toda actividad humana. Empezando por la poderosa e influyente ganadería asturiana, cántabra y gallega, continuando con las estaciones de esquí, eliminando tendidos eléctricos de los bosques del urogallo, y mirando muy mucho con lupa las actividades de turismo rural. ¿Estamos dispuestos a ello?, ¿de verdad? Pues entonces dejad en paz al pigargo si no estáis dispuestos a cambiar radicalmente de vida para permitir que el urogallo sobreviva.

Tercero. El último “argumento” de estos personajes es que el pigargo “amenaza a la fauna
autóctona”. ¿A qué peligros se refieren?, ¿a qué especies amenaza? No lo dicen. El pigargo es un águila pescadora que viven en humedales asociados a la costa marítima como marjales, estuarios, etc. Su alimentación se compone al 95% de pescado y de aves acuáticas y desde luego ni amenaza al ganado, ni a los perros ni a los gatos ni a las sagradas “especies cinegéticas”.

Bueno, podríamos pensar que las especies amenazadas serían esas aves marinas que los pigargos se comen. Pues no. Según el Catálogo Español de Especies Amenazadas no hay ni una sola especie de ave marina o limícola en Asturias que se encuentre amenazada de algún modo. Por tanto, he aquí otra mentira de estos personajes. El pigargo no amenaza a nada ni a nadie.

Si los tres argumentos han sido desmontados, ¿por qué sucede esto?

Bien, este grupo de personas que se muestran contrarias al pigargo europeo forman parte del sector académico. Es una polémica artificial y académica, completamente alejada de las preocupaciones de la población de a pie. Se trata de catedráticos y profesores que ocupan puestos vitalicios en sus universidades, y de algún que otro alto cargo de organizaciones ecologistas bien subvencionadas e integradas en el “establishment” académico-cinegético. Lo que les pasa a estos sujetos es que su orgullo, su honrilla profesional y su ego han sido heridos porque nadie ha contado con ellos a la hora de elaborar y ejecutar este proyecto. Qué le vamos a hacer. Uno no es imprescindible para todo. Y claro, a nadie le gusta que alguien “de fuera” del sector académico venga a invadir lo que consideran su “patio trasero”. Es humano que les siente mal y que protesten contra ello.

Pero no a costa de decir mentiras.

 © Crónicas de Fauna 2021

Photos © Ilja Alexander Schroeder  / Asgeir Østvik / Grefa 

Work

terabithia world’s wildlife photography

En el arte de la fotografía, que es por excelencia el arte de la oportunidad, una sola golondrina suele hacer todo el verano.

Sin embargo, también como las golondrinas, esa sola fotografía sumaria no hubiera sido posible sin todas las otras

gabriel garcía márquez

Periodista

Nobel de Literatura 1982