Coca-Cola convertirá la cita olímpica en una gran escaparate para la promoción de dispensadoras de refrescos y envases reutilizables
Fundación Ellen MacArthur ya ha reunido a 15 empresas líderes comprometidas para lograr un plástico 100% reutilizable, reciclable o compostable para 2025
Eduardo Fernández / Bruselas
Transformar en envases reutilizables el 20% de los hechos con plástico consumidos a nivel global es un objetivo determinante en la lucha contra la contaminación por residuos plásticos y, además, supone una oportunidad de negocio de 10.000 millones de dólares, según el informe ‘Reuse: Rethinking Packaging’, de Fundación Ellen MacArthur. Creada en 2010 con el objetivo de acelerar la transición hacia la economía circular es una institución líder de opinión que pone la economía circular en la agenda de los responsables de la toma de decisiones a nivel global. Su impulsora, premio Princesa de Asturias a la Cooperación Internacional 2022, Ellen Patricia MacArthur, fue en 2005 la navegante en solitario más rápida en dar la vuelta al mundo y, durante los 71 días que duró su singladura, tomó conciencia de que “debemos transformar nuestro modelo económico extractivo y desechable en uno basado en los principios de una economía circular, diseñada para mantener los materiales en uso, eliminar los residuos y regenerar los sistemas naturales”. Y Ellen recabó el apoyo de la industria y pasó a la acción. Ya ha reunido a 15 empresas líderes comprometidas para lograr un plástico 100% reutilizable, reciclable o compostable para 2025, creando una una coalición global para prevenir la contaminación plástica en origen. Su acción filantrópica ambiental es apoyada por multinacionales de primer nivel como Veolia, Novamont, L’Oreal o Coca-Cola, entre otras.
Distribución sin residuos
Precisamente Coca-Cola, principal patrocinador histórico de las Olimpiadas desde 1928, entregará más de 20 millones de bebidas a atletas, personas acreditadas y espectadores durante los Juegos de Paris en 2024 y se ha marcado un gran reto para servir además de ejemplo global aprovechando el escaparate de las Olimpiadas: revolucionar la forma en que se distribuyen las bebidas para lograr el objetivo de residuo cero. Y hacer incidencia en los envases, responsables de la emisión del 40% de los gases de efecto invernadero. “Un mundo sin residuos y, en particular, recoger una botella o una lata por cada botella o lata puesta en el mercado, es el objetivo de The Coca-Cola Company en todos los países de Europa para 2030 en colaboración con nuestros socios embotelladores”, nos explica Wouter Vermeulen, director de Sostenibilidad en Coca-Cola Europa, tras una demostración realizada en el centro de innovación y tecnología de Coca-Cola en Bruselas, Bélgica (imágenes inferiores). Vermeulen explica que “su misión más importante es reducir drásticamente la huella de carbono generada por los envases y para ello es vital la promoción de los formatos reutilizables” y para ello necesitan “la colaboración y el compromiso de toda la industria”.
Formatos rellenables
La estrategia Zero Waste, promovida por la compañía bajo el lema «Reduce, Reuse & Recycle» (Reducir, Reutilizar y Reciclar), es un enfoque integral diseñado para abordar el impacto ambiental de los envases —también de aluminio y vidrio— y promover prácticas sostenibles en toda la cadena de valor. Combinar reducción, reutilización y reciclaje es un enfoque equilibrado que tendrá un impacto decisivo en la sostenibilidad, la reducción global de residuos y el impulso de prácticas más sostenibles en la industria. Según su plan, para 2030, el 25% de su volumen de ventas provendrá a nivel global de formatos rellenables, retornables y reutilizables y el 25% de la materia deberá proceder de residuos recuperados de los océanos.
A la investigación en materiales para encontrar alternativas más eficientes y ecológicas se suma la innovación en el diseño de los envases para garantizar que sean ligeros, duraderos y respetuosos con el medio ambiente y, en el caso de París 2024, se añade la promoción de la reutilización de envases, incorporando de forma definitiva en la práctica y en las costumbres del consumidor la nueva manera de consumir bebidas, utilizando botellas personales reutilizables y obteniendo sus refrescos —o incluso el agua— en máquinas dispensadoras de última generación que, además permiten personalizar el refresco con sabores o diferente grado de carbonatación. No es necesario hielo, pues la bebida sale muy fría, con el siguiente ahorro de agua y energía en su fabricación y la disminución de emisiones.
‘Refilling’ en el hogar
Coca Cola ya ha implementado programas de retorno de envases en algunos mercados, alentando a los consumidores a devolver las botellas vacías para su posterior limpieza y rellenado. Esta práctica no solo reduce la cantidad de residuos, sino que también disminuye la demanda de nuevos envases. Y la mayor incorporación de máquinas de ‘refill’ domésticas y en hostelería, que evitan el desperdicio de envases y reducen las emisiones por la fabricación de éstos y transporte de las bebidas, es el nuevo reto. La tecnología para que la bebida tenga las mismas características ya está desarrollada.
La estrategia global de The Coca Cola Company es ‘Un Mundo sin residuos’, una forma de gestionar el problema de la contaminación derivado de los envases. «Somos conscientes de que hay un problema y queremos ser protagonistas y parte de la solución, con una visión de la cadena de valor del envase de principio a fin, desde el empleo de materia prima cada vez menos perjudicial para el medio ambiente y menos dependiente del origen fósil empleando material reciclado, hasta la innovación en cómo se diseñan para que sean durables, se aligeren y cómo garantizamos que se recogen o se reutilizan», explica en Bruselas Ana Gascón, directora de Estrategia de Sostenibilidad de Envases para Europa en The Coca-Cola Company (imagen superior, mostrando la nueva máquina dispensadora): «Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos representan una oportunidad para empujarnos a acelerar la transformación de nuestro modelo de distribución al servicio de los Juegos, en línea con los compromisos de París 2024».
El envase es un recurso valioso que nunca debe ser desechado. Reutilizarlo o reciclarlo tras su uso es vital para la descarbonización de la economía. Los mercados con sistemas de devolución de envases bien diseñados pueden llegar a conseguir las tasas de recolección más altas, a menudo superando el 90% para los envases de bebidas.
Un recurso valioso
El mundo tiene un problema de residuos de envases. «Como una de las mayores empresas de bebidas del mundo, tenemos la responsabilidad de tomar medidas para ayudar a resolverlo y nuestro compromiso es total. Nuestra dimensión mundial nos permite impulsar cambios en todo el sector y reducir nuestra huella medioambiental al tiempo que impulsamos la economía circular —explica Ana Gascón—. El envase es un recurso valioso que nunca debe desperdiciarse. Recogerlos para reciclarlos después de su uso es fundamental para reducir las emisiones de carbono y mantener los residuos fuera del medio ambiente». Y como muestra, un dato: «En 2002, en Europa, se recogieron más del 70% de los envases que esta firma distribuyó a los consumidores, pero los mercados con sistemas de devolución de depósitos bien diseñados alcanzan las tasas de cobro más altas, que a menudo superan el 90% para los envases de bebidas», añade Gascón. «El 99,8% de las latas y botellas son reciclables y todas contienen materiales reciclados o de fuentes orgánicas. Los envases de plástico contienen ya al menos un 50% de plástico reciclado (rPET) y en el caso de las botellas de PET de 500 ml de refrescos, ese porcentaje se eleva al 100%», afirma.
Frente al actual sistema lineal de producir, usar y tirar, la economía circular propone un modelo en el que los residuos se convierten en recursos con los que producir de nuevo bienes y servicios, cerrando así el ciclo. De esta manera, se mitiga considerablemente el impacto en el medio ambiente, pues se consumen menos materias primas, se ahorra energía, se reducen emisiones… En definitiva, se contribuye a frenar el cambio climático.
Coca-Cola es pionera y está entre las voces que defienden esta transformación de la economía. Forma parte de la Alianza Europea para una Recuperación Verde, que reúne a más de 180 líderes políticos, empresarios, sindicatos, ONG y grupos de expertos para la movilización en la UE de inversiones bajas en carbono que consoliden la lucha contra el cambio climático. También es uno de los firmantes de la declaración The Recover Better, impulsada por el Pacto Mundial de la ONU y en la que más de 150 multinacionales instan a los gobiernos a integrar en sus políticas la acción climática, y se ha adherido al acuerdo Build Back Better en apoyo de la economía circular junto a WWF Internacional, el Foro Económico Mundial o la Fundación Ellen MacArthur (como hemos visto) entre muchos otros.
Ecodiseño e innovación
En todo este proceso, el primer paso es el ecodiseño. Es decir, diseñar los envases teniendo en cuenta la huella ambiental asociada a su producción, distribución o consumo con el fin de minimizarla. Esto se consigue, por ejemplo, optando por determinados materiales (como plástico reciclado o procedente de fuentes orgánicas) o técnicas de fabricación. Otra línea es la innovación, con por ejemplo la búsqueda de nuevas técnicas que permitan reciclar lo no reciclable, para lo cual Coca-Cola informa que ha invertido 180 millones de euros en proyectos de innovación y ecodiseño de envases, liderando algunos de estos esfuerzos tecnológicos. y ha presentado hace un par de años, por ejemplo, la primera botella elaborada con pla´stico retirado del mar, logrando transformar plástico muy degradado en materia prima de alta calidad para uso alimentario, algo que no se hacía hasta ahora.