Jaume Giró, director general de la fundación bancaria: «El reto social es extraordinario, serán necesarios nuevos modelos de formación y educación, de protección social y empleo; y un nuevo modelo de Estado de Bienestar»

Eduardo Fernández / Terabithia Press / Madrid / ESP

España ha experimentado en el último decenio un importante incremento de los niveles de desigualdad, llegando a ser el país de la Unión Europea (UE) donde ésta ha aumentado más. La pobreza infantil y juvenil concentran los datos más preocupantes. España es el tercer país de la UE con mayor ratio de trabajadores pobres (13%), y uno de cada cuatro hogares españoles con menores se encuentra en riesgo de exclusión.
Según datos de la Comisión Europea, España es, junto con Italia, el país donde las transferencias sociales benefician menos a las rentas más bajas, siendo uno de los sistemas fiscales que menos redistribución generan.

Estudio completo disponible en PDF en el siguiente enlace

El informe ‘Reforzar el bienestar social. Del ingreso mínimo a la renta básica’, publicado por el Observatorio Social de ”la Caixa”, recoge el análisis de una decena de expertos (Berenguer, Noguera, Martín Carretero, Raventós, Santa Cruz Díez, Conde-Ruiz, Paniagua Sanmartín e Hidalgo Pérez) sobre la situación social en España y sobre la capacidad de las ayudas y subsidios existentes de garantizar unos ingresos mínimos a todos los ciudadanos, con el objetivo de reducir la pobreza y la desigualdad. Dirigido por Jordi Sevilla, economista y ex-ministro, concluye que «es urgente acometer una reforma en profundidad de nuestro sistema de protección social para adecuarlo a las nuevas necesidades sociales y económicas». En este sentido, el informe recoge una propuesta concreta de renta básica universal que asegure un mínimo nivel de ingresos para satisfacer las necesidades más básicas de todo individuo.

Jaume Giró, director general de la Fundación Bancaria ”la Caixa”, y Jordi Sevilla, economista y exministro de Administraciones Públicas (2004-2007), presentaron en CaixaForum Madrid este novedoso informe, publicado por el Observatorio Social de ”la Caixa”. Escuchamos a Jaume Giró en el siguiente reportaje multimedia: «Es un fenómeno que reclama intervención urgente (…) Estamos haciendo frente a retos enormes que fueron diseñados hace casi un siglo -explica Giró-. Es imprescindible que empecemos a pensar cuanto antes cómo vamos a preservar unos niveles de protección y de justicia social aceptables por la mayoría de los ciudadanos. Los retos sociales que tenemos planteados son de un alcance extraordinarios: entendemos que será necesario un nuevo modelo de formación y educación; un nuevo modelo de protección social y empleo. En definitiva, un nuevo modelo de Estado de Bienestar.»

El informe concluye que es urgente acometer una reforma en profundidad de nuestro sistema de protección social para adecuarlo a las nuevas necesidades sociales y económicas. En este sentido, recoge análisis y propuestas con el objetivo de reducir la pobreza y las desigualdades sociales en España.

Jordi Sevilla explicó en el acto de presentación del 25 de septiembre en el Paseo del Prado de Madrid que surgen problemas nuevos para los que las soluciones antiguas no tienen respuesta. El objetivo del estudio es precisamente ése: «intentar encontrar soluciones a nuevos problemas, para garantizar a través de la renta básica el acceso al alimento, la vivienda y la supervivencia vital, y en esta filosofía política se asienta». «La renta básica fortalecerá la capacidad de elección del ciudadano», afirmó.

Crédito fiscal universal, una renta garantizada

En su estudio, Sevilla explica que «la sociedad, más que nunca en mucho tiempo, demanda políticas sociales y de igualdad que den una respuesta eficiente a los diversos problemas y retos de la actualidad». La propuesta que el ex-ministro plantea en el capítulo de cierre del informe es la de un crédito fiscal universal: «Una renta garantizada que asegure un mínimo nivel de ingresos necesario para satisfacer las necesidades más básicas de todo individuo y para que este pueda desarrollar su proyecto de vida en total libertad». Dicha propuesta parte de reconocer que en nuestro sistema ya contamos con un ingreso mínimo que está definido en el mínimo personal y familiar del IRPF. El funcionamiento sería sencillo: el mínimo del IRPF nos sirve de referencia para establecer la renta mínima garantizada, que se le resta a la cuota del impuesto (ingreso por tipo impositivo) y, como resultado, para los ingresos superiores a dicho mínimo, el impuesto será positivo (pagarán); mientras que para los ingresos inferiores será negativo (recibirán). (…) La propuesta de una renta fiscal universal debe ir acompañada de un período transitorio en el que las prestaciones sociales converjan progresivamente en el mínimo nivel de ingresos definido en el IRPF y tomado como referencia para establecer la cuantía de la renta fiscal».

Esta medida no es novedosa ni exclusiva: existen diversas propuestas en esta dirección. «La idea de una prestación de ingresos mínimos o de una renta básica viene debatiéndose desde hace largo tiempo y ha sido tratada desde posiciones enfrentadas ideológicamente, suscitando apoyos pero también recelos incluso en ámbitos progresistas». «En 2017, los líderes mundiales abordaron la posibilidad de crear una renta básica universal en su reunión anual en Davos con el objetivo de buscar nuevas herramientas que amortigüen la caída de la clase media del Primer mundo ante el avance de la digitalización y el crecimiento de los países en desarrollo. En dicho encuentro, hubo un debate titulado «A basic income for all: dream or delusion?», en el que quedó claro que las posibilidades de implantación de una renta básica son diversas y existen muchas posiciones enfrentadas; no obstante, sí que hubo un consenso general sobre la necesidad de buscar nuevas soluciones ante la nueva realidad de la digitalización, automatización del empleo, inteligencia artificial, etcétera. Todo este interés desde el mundo académico, económico y político, ha hecho que desde hace ya muchos años se hayan puesto en marcha diversos proyectos pilotos de renta básica alrededor del mundo. Solo por citar algunos ejemplos, se han llevado a cabo ensayos en Países Bajos, Finlandia, Alaska, California, Canadá, India, Brasil, etc., consistentes básicamente en una asignación económica a un conjunto de ciudadanos para estudiar sus efectos; se llegó a celebrar un referéndum en Suiza (con un resultado negativo); e incluso en Silicon Valley se está llevando a cabo un proyecto para analizar los efectos de una renta básica» (SIC). Escuchamos el debate mantenido por Michael Sandel, Amitabh Kant, Neelie Kroes, Tamzin Booth y Guy Standing en el
World Economic Fórum en enero de 2017.

Regresando al análisis del estudio de Observatorio, Jordi Sevilla afirma en su artículo (que sirve a modo de colofón del estudio) que «una medida como la de un crédito fiscal, incondicional y universal, es un mecanismo que parte de los principios de igualdad de oportunidades, redistribución y, por supuesto, solidaridad». «La buena noticia es que los españoles confían en este aspecto, y dan una puntuación de 8,32 sobre 10 a la importancia de ser solidario con quien está peor que uno mismo; al mismo tiempo que el 48,3% de los españoles declaran ser conscientes de que los impuestos son la forma de contribuir al sostenimiento del sistema, tal como se desprende del Estudio de Opinión Pública y Política Fiscal (CIS, 2018)». (Click en enlace para descargar informe completo CIS)

España se enfrenta al reto de reducir la grandes brechas sociales que sufre su estructura, así como mitigar su impacto a través de los mecanismos de redistribución de la renta y, particularmente, a través de los ingresos y gastos públicos. Es en este apartado, según los autores del informe, donde España encuentra la última gran brecha de su desigualdad: el sistema fiscal español es uno de los que menos redistribución generan. Por un lado, el gasto social en España (24,7% del PIB) es 5 puntos inferior a la media europea, donde se destinan 6.300 euros en paridad de poder de compra por persona, frente a los 10.800 euros que invierte Francia o los 8.200 de Italia. Y el esfuerzo público dedicado a protección social se sitúa en un escaso 16,8% del PIB, por debajo de la media de la eurozona (20%), de Grecia (20,7%), Francia (24,4%) e Italia (21,1%), y ocupando, además, la penúltima posición en el ranking europeo en gasto relativo para familias e infancia, con tan solo el 0,7% del PIB, siempre según el estudio de Fundación Bancaria «la Caixa».


Por otro lado, los autores también reconocen que la renta básica no es de fácil aplicación, y que ningún Estado ha conseguido aplicarla hasta el momento por sus costes de financiación potencialmente elevados. Según los expertos, la propuesta de crear una renta básica ha atraído una atención creciente a lo largo de los últimos años por cinco motivos:

  • El fracaso de los subsidios condicionados. 
  • El trabajo asalariado ya no es garantía de salvarse de la pobreza. 
  • La proliferación de experimentos sobre la renta básica.
  • En los últimos años, se han puesto en funcionamiento o están aún vigentes pruebas piloto al respecto en Nueva York, Finlandia, Barcelona, Utrecht, Namibia… 
  • La mecanización y sustitución de muchos puestos de trabajo. 
  • Unas condiciones de vida y de trabajo cada vez peores.
  • Aunque se habla de recuperación económica, las condiciones de la gran mayoría de la población son peores que antes del estallido de la gran crisis, hace una década.

El funcionamiento de la propuesta es sencillo: todos los ciudadanos tendrían la obligación de presentar su declaración de la renta y, si estuvieran por debajo del mínimo vital, el Estado les devolvería la diferencia; en caso contrario, deberían pagar. Los pasos que deberían seguirse para articular la propuesta son los siguientes:

  •  Determinar un nivel mínimo de renta garantizada igual para todos, independientemente de los ingresos. No obstante, se podría ver incrementado en función de las circunstancias familiares. 
  • Fijar la tarifa y su escala de gravamen (tipo único o progresivo). Dicha escala se aplicaría sobre la renta de todos los ciudadanos, quienes tendrían la obligación de declarar sus ingresos totales y su situación familiar. 
  • Calcular la cuota del impuesto, resultado de multiplicar los ingresos del individuo por el tipo impositivo. 
  • Restar la renta mínima garantizada a la cuota. De esta forma, para niveles de ingresos superiores al mínimo fijado, el impuesto sería positivo (pagarían), mientras que para ingresos inferiores sería negativo (recibirían)

Observatorio Social de ”la Caixa”

El Observatorio Social de ”la Caixa” constituye una iniciativa para el estudio de los nuevos fenómenos sociales en cuatro áreas: inclusión social, educación, ciencia y cultura. Se nutre de un barómetro de indicadores clave sobre temas de interés social en los países miembros de la Unión Europea y la OCDE, además de artículos, entrevistas y reseñas firmados por expertos.