La tecnología permite aprovechar el agua contenida en los frutos y utilizar todos sus componentes orgánicos para avanzar en la circularidad de la industria cítrica
Eduardo Fernández / Carcaixent / Valencia
El 85% de una naranja es agua y el aprovechamiento máximo de este recurso, obtenido al exprimir la fruta, es una de las claves de la sostenibilidad de las fábricas de concentrados de zumos españolas. La de Carcaixent (Valencia), la fábrica en la que nació el icónico ‘trinaranjus’, es un ejemplo de utilización de un sistema que no por lógico deja de ser eficaz y ambientalmente responsable y que poco a poco se generaliza en te sector de la industria.
Cuando los cítricos llegan a la planta, desde las zonas de cultivo próximas, son lavados con la misma agua que se utilizará, además, en los procesos de traslado canalizado de la fruta hacia las máquinas de transformación y extracción del producto final. Pero, ¿de dónde proceden las decenas de miles de metros3 de agua necesarios para tratar las 30.000 toneladas de cítricos de cada campaña? Pues, en una proporción importante que varía cada año, de los propios frutos, de los que no se desperdicia absolutamente nada —explica el director de planta, Francisco Baeza—. Las piezas entran en una máquina ‘exprimidora’ que separa y discrimina zumo, pulpa y semillas, albedo, membranas y cáscara. El jugo resultante es sometido a un proceso de evaporación por el que se extrae el concentrado de zumo y, ese vapor, al enfriarse progresivamente, se transforma en agua potable que será utilizada en un curioso proceso circular, primero para lavar la fruta, y luego para vehicularla a través de la maquinaria para que no sufra daños al rodar. Además, como el agua extraída de las naranjas se reintegra en el proceso a una temperatura elevada tras la licuefacción, no es necesario calentarla para el lavado, lo cual supone un importante ahorro energético y reducción de emisiones. Es, otro ejemplo de circularidad industrial hídrica. Una vez utilizada esa agua, se depura en la propia factoría y se reintegra, limpia, a la red municipal.
El cultivo de las naranjas consume gran cantidad de recursos (agua, tierra, energía y productos químicos), a la vez que implica ciertas emisiones —igual que su procesado, lo cual genera impactos ambientales diversos que, sin embargo, pueden ser mitigados implementando más prácticas sostenibles. “En el avance hacia la sostenibilidad total se encuentra inmersa Citresa, uno de los ejes de la economía de esta localidad levantina, fábrica que abastece de concentrados a la japonesa Suntory Beverage & Food”, añade Baeza.
Cítricos ‘zero waste’
La campaña de cítricos se inició en Valencia el año pasado a finales de noviembre y finalizó en el mes de marzo. Durante ese periodo, esta empresa obtiene 9.000 toneladas de polvo concentrado de zumos de naranja y 3.000 de zumo de limón —que serán exportadas a 40 países para la elaboración de bebidas en destino—. También se aprovechan al 100% el resto de componentes naturales de la fruta, como aceites esenciales de las cortezas y pulpas, que se emplearán para alimentación ganadera, fertilizantes naturales, cosmética, perfumería, restauración y otras industrias. De la naranja, y del resto de los cítricos, no se desperdicia absolutamente nada.
España es el país productor principal de cítricos de Europa y quinto en el mundo y la Comunidad Valenciana es la principal región citrícola a nivel nacional, con 182.000 ha cultivadas, de las que se obtiene el 60% de la producción española. De ahí la importancia de que se siga avanzando en la sostenibilidad de los procesos y en el control de la huella hídrica en zonas donde, a pesar de que buena parte de los naranjales son regados con ‘aguas azules’ (extraídas de acuíferos), el ‘agua verde’ (la procedente de la lluvia) escasea muchas temporadas, o incluso provoca graves daños en los cultivos, como durante esta campaña, en la que las lluvias torrenciales echaron a perder buena parte de la flor, con la consiguiente merma en la cantidad de fruta.
Desarrollo local y menor huella de carbono
Jorge Cañamás Maurí, empresario que abastece a esta fábrica, gestiona un terreno de 456 ha dedicado al cultivo de cítricos en el Pinar dels Frares y asegura que el equilibrio hídrico del subsuelo está garantizado “porque se recarga cada año con el agua de lluvia” y la cantidad de agua captada de los diferentes pozos con que cuenta a finca “es controlada por la autoridad de la cuenca hidrográfica”. El entorno dispone además con tres estaciones climáticas que registran la temperatura y humedad, para detectar las necesidades y proceder a una mejor gestión del riego y de la fertilización.
Carmen Guembe, directora de Sostenibilidad de Suntory España, acompaña al equipo de ABC Natural en un recorrido por el naranjal de El Realengo, integrado en esta finca y cercano a la factoría. Nos explica que treinta proveedores locales como Cañamás proveen a Citresa de naranjas, limones, pomelos y mandarinas, de tal forma que “se procura obtener toda la materia prima en proximidad, como modo de impulsar el desarrollo de las economías locales, que a su vez protegen el entorno natural y los recursos hídricos subterráneos y, al no necesitar transporte de larga distancia, supone una importante reducción de la huella de carbono”.
“Suntory —explica Guembe—, desarrolla en España proyectos para reducir el potencial impacto de su actividad, especialmente crítico en materia hídrica y preservar los ecosistemas acuáticos: ‘Guardianes del Júcar, se llevó a cabo entre 2018 y 2021 para rehabilitar un tramo del barranco de Barxeta, en un afluente del Júcar próximo a la planta; y ‘Guardianes del Tajo’ se puso en marcha en 2022 rehabilitando y mejorando el entorno de los ecosistemas acuáticos del embalse de Guajaraz”, uno de los tres que proporciona agua a su fábrica de Toledo, la conocida por ser la planta de producción de gaseosas.
Fotovoltaica y vertidos orgánicos
Francesc Salom, alcalde de Carcaixent, explica junto a la CEO de Suntory Spain, Sara de Pablos, que la contribución de esta multinacional al cuidado medioambiental de la localidad es un ejemplo a seguir por otras industrias, “cuya implicación en la protección de los ecosistemas es vital y urgente”, y hace especial hincapié en la importancia de “seguir avanzando en la transición energética”. Para muestra, un botón: se han invertido 700.000 euros en la instalación de paneles solares, que generan un 20% de la electricidad que consume la fábrica, y otros 600.000 euros para garantizar la reducción de contenido orgánico en las aguas residuales, informa la compañía. Sara de Pablos reitera que, precisamente en línea con la filosofía de protección de la Naturaleza que animó al fundador japonés de la multinacional Nuestro objetivo de coexistencia con la animó al fundador japonés de Suntory en 1899, “responsabilidad y compromiso con sociedad y naturaleza están profundamente arraigados en nuestra cultura empresarial”.