- CBD-Hábitat, premio Fundación BBVA a la Conservación de la Biodiversidad 2022, es la principal entidad ambiental que colabora con esta finca, desde 1999, para garantizar la preservación del lince y el buen estado de los ecosistemas
- The European Nature Trust (TENT), presidida por el filántropo escocés Paul Lister, está ayudando a Fundación CBD-Hábitat en la divulgación de sus proyectos y en la captación de apoyos, así como visibilizando a nivel internacional su trabajo de conservación con diversas especies amenazadas
Eduardo Fernández / Mazarambroz (Toledo) / Andújar (Jaén)
Quien quiera que haya recorrido siquiera una parte de las más de 5.000 hectáreas de El Castañar, o contemplar sus atardeceres, se sentirá afortunado: ha conocido la finca ibérica ‘total’, antropizada, pero maravillosa. Aún más, habrá tomado conciencia de que las actividades humanas tradicionales en el territorio son perfectamente compatibles con la conservación de la biodiversidad y el cuidado del medioambiente. Una minuciosa gestión enfocada en la sostenibilidad (prioritario), con la vista puesta en un futuro más saludable para el campo, y la colaboración técnica y económica de administraciones, científicos, pobladores, fundaciones ambientales e incluso mecenas privados así lo demuestran.
Y precisamente ha sido la gestión ambiental ejemplar llevada a cabo permitido a El Castañar alzarse con el prestigioso Premio Fondena para la Protección de la Naturaleza «por su relevante labor en los Montes de Toledo a través de una explotación diversificada, buscando la complementariedad entre aprovechamientos y una sostenibilidad económica». El jurado de la XIV edición del certamen ha valorado «su aportación a la conservación de la biodiversidad a través del aprovechamiento agrícola y pecuario, favoreciendo la polinización con la apicultura, destacando la conservación del águila imperial y el lince ibérico». Fundación Fondo para la Protección de la Naturaleza, Fondena, constituida en 1982, tiene como fin ayudar y reconocer a quienes defienden la naturaleza. Desde su constitución, mantiene un firme compromiso con la biodiversidad de la fauna y flora españolas y ofrece ayuda financiera a distintos proyectos de protección de la naturaleza.
El compromiso ambiental de la propiedad
Este espacio, muy protegido, y propiedad de la familia Finat, es un catálogo de territorio ibérico tradicional. Contiene todas las formas del monte español de la Meseta Sur: colinas y barrancos con arbolado mediterráneo y monte bajo y encinares en zonas adehesadas utilizadas para labores agrícolas. Y más hacia el sur, terrenos serranos con alturas superiores a los mil metros: carrascas, quejigos y, claro, los castaños en las zonas más húmedas. No es el primer premio a la conservación de la naturaleza que la familia Finat recibe. Ya en 2014 el proyecto Life+Iberlince le otorgó su galardón a la conservación del lince ibérico, en «reconocimiento a la labor e implicación de propietarios, asociaciones e instituciones en la conservación del lince en Iberia». «El compromiso y la colaboración de la propiedad con el proyecto Life+Iberlince es todo un ejemplo de la importancia de la participación privada, dedicando grandes esfuerzos a demostrar la compatibilidad de los aprovechamientos tradicionales y la conservación del patrimonio natural», escribió el jurado.
El Castañar forma parte de una joya ecológica: la Zona Montes de Toledo, parte de la Red Natura 2000, que incluye un gran área de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Un conjunto de sierras y macizos montañosos que constituye un ámbito donde la vegetación y la fauna del sector central y suroccidental de la Península Ibérica se conservan con una amplitud y continuidad excepcionales, formando una mancha de monte de extraordinaria riqueza florística y faunística, un hábitat vital para la supervivencia de poblaciones de especies tan importantes como el lince, el águila imperial, la extraña cigüeña negra y también el imponente pero escaso buitre negro.


EL Rey del Bosque Mediterráneo
Y El Castañar, una de las ‘fincas piloto’ escogidas cuando el lince se encontraba aún en peligro crítico, se ha convertido ya en uno de los principales santuarios de la especie. «La caza menor ha aumentado desde que hemos introducido linces, y más aún desde que crían y campean en libertad; posiblemente porque el número de carnívoros como los meloncillos o las comadrejas ha descendido ya que el lince los expulsa de su territorio», nos explica Rafael Finat en una conversación distendida al atardecer en la entrada del cortijo de la finca. La gran abundancia de conejo favorece que el lince críe bien aquí y se quede como residente. De hecho, en 2023, ya cuenta con una población de siete hembras de más de dos años y dos machos territoriales, además de por lo menos otros tres machos de tres años y numerosos cachorros.
Su hermano, José María, reside aquí todo el año desde que era un niño y en los últimos tiempos dedica horas y horas a su gran pasión: la fotografía de Naturaleza. Mientras nos muestra su último libro, ‘Filomena y los linces’, nos explica con detalle las imágenes que lo ilustran, espectaculares, magníficas, seguramente únicas e históricas, captadas durante la gran nevada que cubrió España hace dos años. «A través de estas imágenes y textos quiero contar algo que siempre he deseado trasmitir: por un lado mi pasión por la naturaleza y, por otro, denunciar el peligro extremo que está amenazando al monte, al medio rural y su entorno», explica José María. «Decidí hacer este libro durante la tormenta Filomena. La penuria y el drama que se vivieron esos días en los Montes de Toledo fueron extremos. Pude constatar el cambio de comportamiento en uno de sus habitantes, el lince ibérico, que ante mi presencia y su temor a perder una pieza recién cobrada, tras dos días de intensa nevada y hambruna, cambió sus hábitos y decidió primero gruñirme, después amenazarme y, finalmente, estuvo a punto de atacarme. Conozco bien su conducta y creo que este cambio de comportamiento es una señal de que estamos llevando al límite a nuestros montes y su fauna», sentencia.

Los orígenes de la recuperación
La primera fase del exitoso proyecto de protección del lince que avanzó el estudio de los espacios de reintroducción y recuperación fue el programa Life+Iberlince (1994-1999), seleccionando áreas con características determinadas: buena calidad de hábitat, densidad de conejos y un informe de amenazas, como cultivos o carreteras. Una vez elegidas las zonas propicias, fue imprescindible la colaboración de fincas privadas para desarrollar las actuaciones. El Castañar llevaba muchos años colaborando con proyectos de conservación de todo tipo y el ejemplo de los Finat, comprometidos desde el principio, fue decisivo, pues al ser personas conocidas en la comarca convencieron a otros propietarios de que el futuro de estos parajes castellanos manchegos pasaba por la recuperación y la conservación.
Posteriormente, ‘Lynx Connect, que arrancó hace tres años y se desarrollará hasta 2025, también en otras zonas linceras, ha seguido su estela. El reto principal: alcanzar una población autosostenible y genéticamente viable de la especie, aún en peligro de extinción, mediante la conexión de los núcleos existentes, la consolidación de las poblaciones creadas en el proyecto anterior ‘Life Iberlince’ y la disminución de la mortalidad no natural, sobre todo la provocada por los atropellos en vías de comunicación y, las que según los principales expertos es la más dramática causa de muerte, el furtivismo, no tanto por disparos como por el uso de venenos o lazos y trampas destinados a la captura de otras especies. Una verdadera lacra muy difícil de controlar.

La recuperación del lince es un éxito científico y ambiental de primer nivel. No en vano hacía más de 60 años que el lince dejó de ser visto por estas dehesas castellanas. Era considerado alimaña (la Junta de Alimañeros creada en 1955 premiaba su muerte) hasta 1973, cuando por decreto ley se dio el primer paso en su protección prohibiendo su caza o captura. Hace 20 años se estimaba que quedaban menos de 200 linces. Gracias a unas acertada política de reintroducción, en la que la familia Finat desempeña un papel decisivo en los Montes de Toledo desde 2014, la especie ha dejado de estar en peligro crítico de extinción en este territorio. Y también en unos pocos puntos más de la Península. Ha pasado de ser el felino más amenazado del planeta en 2001 –con menos de 100 individuos en dos poblaciones aisladas en Andújar y Doñana– a superar este año los 1.400 ejemplares censados (Andalucía, Portugal, Extremadura y Castilla La Mancha). Además, este mismo mes ha sido visto en la Sierra Oeste de Madrid y en otras zonas de España que, los biólogos, a pesar de contar con evidencias, prefieren no desvelar para evitar cualquier acción que pudiera malograr su expansión.
Colaboración con fundaciones ambientales
La Finca de El Castañar forma parte de la Fundación Amigos del Águila Imperial, Lince Ibérico y Espacios Naturales Privados, que congrega a propietarios privados que adquieren un mayor compromiso de sostenibilidad en la gestión de su territorio. Por otro lado, la relación de El Castañar con la Fundación CBD-Hábitat se remonta a 1999, con la ejecución de varios proyectos europeos cofinanciados con fondos LIFE. CBD-Hábitat trabaja actualmente asesorando a la propiedad, lo cual permite establecer mejoras sustanciales, en base a criterios técnicos y científicos, y así lo ha hecho a lo largo de estos años. CBD-Hábitat ha financiado la mayor parte de sus acciones a través de varios proyectos europeos LIFE. La propiedad ha facilitado el trabajo y la logística necesaria, colaborado activamente y contribuido económicamente en otras actividades de conservación, lo que ha conseguido amplificar el trabajo de la fundación que dirige Nuria El Kadhir, quien reitera que cuando comenzaron con el proyecto hace 24 años «llamaron puerta por puerta a cada finca escogida para reintroducción», para hablar con los propietarios y explicarles el valor que tenía la especie y «consensuando con ellos las dificultades, problemas, pero también beneficios que tendría nuestra intervención». Ahora, la organización non profit presidida por el filántropo escocés Paul Lister, ‘The European Nature Trust (TENT)’ está ayudando a CBD-Hábitat en la divulgación de sus proyectos y en la captación de apoyos, así como visibilizando a nivel internacional su trabajo de conservación.





Enfermedades y endogamia
Samuel Plá Benítez, técnico de campo de esta fundación y mano derecha en Extremadura de El Kadhir, nos acompaña en los numerosos recorridos por la finca, de día, y de noche, con el objetivo de poder avistar linces [resultó complicado pero parte de la expedición consiguió ver durante varios minutos a un ejemplar adulto]. Está muy satisfecho con los logros (en 2015 dejó de estar en peligro crítico de extinción), pero no deja de repetirnos que no hay que bajar la guardia en ningún momento. «No estamos libres, a pesar de los esfuerzos y el cuidado que se pone, de que de nuevo haya rebrotes de enfermedades mortales para los conejos, como la neumonía hemorrágico vírica, que diezmó la población española, o la mixomatosis, lo cual podría echar por tierra todos los avances en la reintroducción de linces. Y es una amenaza real pues ya ha ocurrido varias tres veces desde que empezamos el proyecto», advierte Plá. En El Castañar los conejos (único alimento del lince) son muy abundantes, pero no ocurre igual en otros santuarios de la especie como Andújar, donde hay que recurrir a la alimentación suplementaria. Así nos lo había explicado días atrás en Andújar otra de las científicas de la fundación, Carmen Rueda, quien nos explica que la mayor parte de su trabajo está en el campo, y centrada en censar conejos, detectar amenazas, valorar el territorio, observar el comportamiento del lince…
Carmen conoce a los propietarios, habla con ellos para asesorarles y también con quienes tienen fincas cinegéticas. Les explica que el lince espanta a carnívoros como zorros o garduñas, por lo que su la presencia en fincas de caza beneficia a otras especies de caza menor como las perdices. «Necesitamos, por ejemplo en Andalucía, que aumente la población de conejos, será la garantía de que podemos tener más y más linces», señala Rueda, quien estima que «hasta que no se censen unas 750 hembras reproductoras no se podrá considerar que la especie saldrá adelante si. nuestra ayuda, de forma natural, siendo para ello muy importante, para evitar la endogamia por ejemplo, que consigamos una mayor distribución geográfica pero con las poblaciones interconectadas».
Germán Garrote, técnico de la Agencia de Medioambiente de la Junta de Andalucía, quien también colabora con esta fundación, biólogo, zoólogo y doctor en Lince, posiblemente sea una de las personas que más en profundidad conoce la especie. Es un verdadero privilegio compartir horas de charla con él.
Acaba de publicar, como co-autor junto con J.A. Godoy y Carme Pacín (Estación Biológica de Doñana), el paper ‘Evaluation of the genetic viability of metapopulation scenarios for the Iberian lynx’, estudio en el que se explica que la viabilidad de la especie también está comprometida por factores genéticos. Los resultados de su estudio indican que la viabilidad genética a largo plazo de la metapoblación requiere un aumento en el tamaño de la subpoblación de 50-200%, la creación de al menos ocho nuevas subpoblaciones y tasas de migración cercanas a 0.1 entre subpoblaciones vecinas, que comprenden 2.165 individuos (1.100 hembras reproductoras). Las subpoblaciones más grandes son preferibles a varias subpoblaciones más pequeñas con el mismo número de individuos efectivos, incluso cuando estas últimas están bien conectadas. «Este estudio proporciona información clave para la toma de decisiones informadas por parte de los administradores ambientales y los encargados de formular políticas. Las conclusiones extraídas aquí se pueden aplicar a otros carnívoros que necesitan conservación», explica Garrote. «Gracias a los programas de conservación, la población de lince ibérico ha mostrado una tendencia positiva en la última década: el último censo estimó un total de 1.668 individuos en libertad frente a los menos de 100 que quedaban en 2002. Hoy, además de enfrentarse a numerosas amenazas, como los atropellos, el declive del conejo, la fragmentación de hábitat o el cambio climático, hay otro aspecto que pone en riesgo su recuperación: el factor genético», concluye este experto. Este estudio, publicado en la revista Animal Conservation sugiere que para asegurar la viabilidad genética a largo plazo del lince, es crítica la expansión de las subpoblaciones existentes, la creación de nuevas poblaciones en áreas que muestren un alto potencial de crecimiento (incluso aunque estén peor conectadas) y que se evite dirigir los recursos a la creación de muchas poblaciones pequeñas, sin perspectivas de conexión con otras.
Premio BBVA a la Conservación de la Biodiversidad
El trabajo de CBD-Hábitat no sólo ha dado fruto en el campo, sino como modelo internacional de gestión de especies amenazadas, Así, a finales de 2022, fue galardonada por Fundación BBVA con el prestigioso premio en la categoría de ‘Actuaciones en Conservación de la Biodiversidad en España’ «por su labor pionera en defensa de la conservación del monte mediterráneo y algunas de sus especies más emblemáticas, como el águila imperial, el lince ibérico y el buitre negro”, según el acta del jurado. Durante una trayectoria de más de dos décadas, fundamentalmente a través de acuerdos de custodia del territorio con propietarios y usuarios de fincas, la organización premiada “ha conseguido integrar una base científica muy sólida con una actuación de campo eficaz y con resultados objetivos”.

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Visita Palacio de El Castañar en Mazarambroz | TCLM (turismocastillalamancha.es)


