- A Ribeira Sacra y Sierras del Oribio y Courel son la séptima reserva de la biosfera de Galicia y la número 53 de España
- Veintitrés municipios de Lugo y Ourense unidos por un nuevo desarrollo sostenible basado en prácticas tradicionales y un patrimonio natural y cultural único en Europa
- Millares de años de adaptación al territorio natural de generaciones de mujeres y hombres unidos a su tierra y a su historia, un territorio intensamente vivido y construido que representa los valores esenciales de la identidad del pueblo gallego
Eduardo Fernández / Lugo / Spain
Imágenes: Consorcio Turismo Ribeira Sacra / Xunta Galiza
Uno de los secretos mejor guardados de la Galicia interior, ese territorio natural habitado y obrado ‘ora et labora’ por monxes e campesiños, persistente por los siglos, ése cuyo paisaje han pintado pueblos llegados del exterior y gentes autóctonas descendientes de pobladores asentados desde la prehistoria, aquéllos que engarzaron ayer y hoy ‘a terra co home’ y conservan su modelo vital ligado a los caprichos orográficos y la exuberante biodiversidad que favorece ese clima tan especial de influencia atlántica y frentes mediterráneos con veranos cálidos y otoños templados y multicolores. El trabajo intenso de las comunidades locales a lo largo de los siglos, en pendientes imposibles, con policultivos adaptados al clima y a los cambios de los modelos sociales y económicos, resulta hoy un importante activo para el nuevo turismo rural sostenible.
A Ribeira Sacra es, simplemente, diferente: un bien universal extraordinario, con el curso fluvial de los ríos Miño, Sil y Cabe como elemento aglutinador y un paisaje cultural evolutivo y vivo, formado por insólitas ribeiras y por heredades como las de Rocas, Montederramo y Ferreira de Pantón, cuyo origen se remonta al siglo IV. El espacio conformado por la Ribeira Sacra y Sierras del Oribio y Courel aglutina veintitrés ayuntamientos (dieciocho de la provincia de Lugo y otros cinco de Ourense) con un alto valor paisajístico y cultural en común, unidos por su visión de un desarrollo sostenible basado en las prácticas tradicionales. Ya documentado desde 1124 como un territorio sagrado, la ‘Rivoira Sacrata’ —nombre original que responde a la cantidad de monasterios, iglesias, ermitas y cenobios que jalonan los meandros de parte del río Cabe y, en especial, del Sil, que posteriormente se fueron extendiendo a una parte de la Ribera del Miño, por tener una orografía parecida—, es una tierra de excepcional valor y riqueza por sus componentes ambientales, humanos y culturales. Así lo evidencia su reciente declaración como Bien de Interés Cultural (BIC); y por supuesto por todos los elementos naturales —muchos transformados por los pobladores— y que conforman espacios entrelazados mágicos: los cañones del Sil y del Miño, las muras, terrazas y bancales; los monasterios, explotaciones mineras como Montefurado, petroglifos, molinos como los del Xabrega, el crismón de la Ermita… pero también las fiestas de ‘fachadas y fachóns’, la alfarería tradicional o el Carnaval ribeirao.
La Ribeira Sacra es conocida por sus tesoros naturales y biológicos, constituyendo un vastísimo ecosistema de gran variedad y riqueza. Son de destacar el Meandro de A Cubela en Ribas de Sil y los Cañones del Sil, por su espectacular paisajística. Esta es una zona en la que el río discurre encajonado a través de paisajes y montañas de enorme belleza; con cañones que disponen de miradores habilitados para admirar su impactante monumentalidad, así como de un catamarán abierto al público que realiza una singladura entre los cañones, de uno a otro lado, para admirar desniveles ¡de más de 500 metros en algunos puntos!, y con pendientes de más de 50 grados, casi verticales a veces, y con vides, y con gentes.
La contribución a la restauración del hábitat
Esta comarca incluye espacios designadas por los Estados Miembros de la Unión Europea para integrarse dentro Red Natura 2000 tan importantes como los ZEC (Zonas Especiales de Conservación) de Os Ancares-O Courel, Río Cabe, Monte Faro, Pena Veidosa, Canón do Sil, el Enil Río Loio-Ruxidoira y el Monumento Natural Campodoia-Leixazós. Son éstas áreas de gran interés medioambiental para la conservación de la diversidad: el propio cañón de río Sil está catalogado como ‘Lugar de Importancia Comunitaria (LIC)’, zonas de Europa designadas de interés comunitario por su potencial contribución a restaurar el hábitat natural, incluidos los ecosistemas y la biodiversidad de la fauna y flora silvestres, e incluso las aguas mineromedicinales de sus balnearios y manantiales.
Al encantador entorno natural en el que abundan los bosques de castaños, robles y abedules se une un paisaje cultural excepcional en el mundo, pues representa el único ejemplo conservado en el occidente europeo del monacato ascético —a imagen del oriente cristiano en un territorio de acogida— modelado por sucesivas comunidades religiosas que erigieron un conjunto abrumador de arquitectura sacra. El paisaje cultural popular a fe que también es singular y mantiene la estructura original de las parroquias, su forma de construcción en ‘socalcos’ delimitados en las bocarribeiras, conserva la gestión de la propiedad en cavaduras y es la máxima expresión del minifundismo agrícola peninsular. Sólo desde esta perspectiva integradora del hombre con la naturaleza y de la cultura con los escosistemas se comprenden sus tradiciones y usos ancestrales, incluso de carácter espiritual, elementos que cohesionan y dinamizan el paisaje cultural de la región.
El románico rural y la ‘Vitis silvestris’
La Ribeira Sacra albergó la primera comunidad monacal documentada del occidente cristiano, surgida en el año 573 a partir de diversos asentamientos eremíticos y cuyo máximo vestigio se disfruta en Rocas, el único monasterio suevo que se conserva en el mundo. Esta actividad monástica, la más intensa de toda Europa, ha legado hasta nuestros días gran número de iglesias románicas y monasterios, resultado de la expansión del románico en Galicia (la Ribeira Sacra ofrece la mayor densidad del románico rural en Europa); modelo artístico, cultural y arquitectónico muy patente a cada paso del camino. Es esta tierra un ejemplo, singular en el mundo, de quince siglos de sacralización continuada del territorio y como herencia, incontables (algunas inencontrables) iglesias y monasterios perviven como memoria histórica de la Humanidad.
Lo anterior, que no sería de por sí poco, conforma sólo algunos de los pilares en los que se asienta el valor único de la Ribeira Sacra, resultado de millares de años de adaptación al territorio natural de generaciones de mujeres y hombres unidos a su tierra y a su historia, un territorio intensamente vivido y construido que representa los valores esenciales de la identidad del pueblo gallego, cuya historia y lengua se encuentran ligadas tras la Antigüedad a la actividad moderna de Roma. A la agricultura romana se atribuyen precisamente las plantaciones originarias de vides: la denominada Vitis silvestris, aunque también perviven bancales posteriores, como demuestra un reciente trabajo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que ha datado con la técnica del carbono 14 algunas estructuras de cultivo, diferentes a las primigenias, en el siglo X. Aquella etapa, hace 1 150 años, coincidió con la existencia en la comarca de una curiosidad más, los conventos dúplices (de hombres y mujeres), antes de que estos cayeran bajo el control del Císter.
Unas y otras técnicas de cultivo, perfeccionadas siglo tras siglo, conformaron la ‘viticultura heroica’, llamada así por las condiciones extremas en las que se cultiva la vid en terrazas embarrancadas que se precipitan hasta los ríos. Incluso hoy aún se explotan viñedos sin acceso por tierra, desde los que la uva cosechada debe transportarse en barca hasta las bodegas. Las viñas están dispuestas en un sistema de escalones de piedra, los ‘socalcos’, a lo largo de las riberas, lo que confiere no sólo calidad y singularidad a los vinos, a los que popularmente se conoce con el nombre genérico de mencía, aunque también se coseche la varietal godello, sino un modelo ecosistémico diferente que protege y estimula la rica biodiversidad de este casi prístino reducto gallego, de no ser por los en ocasiones aberrantes infraestructuras electrohidráulicas fluviales.
Rincones ignotos pero nunca inhóspitos
Pero a pesar de este valor ambiental, que cataliza en oportunidades de desarrollo económico y conservación de las tradiciones, no es posible comprender la transformación del paisaje natural sin el estudio y comprensión del patrimonio cultural, como ocurre con el caso de Esgos, donde se encuentra ubicado el cenobio gallego con más antigüedad; o el de San Pedro de Rocas, llamado así porque la iglesia está excavada en la piedra. Los monjes instalaron aquí sus primeros ‘bastiones’ porque eran lugares ignotos, aunque no inhóspitos, adecuados para el recogimiento y la oración, como igualmente ocurre con el de imprescindible visita de Santo Estevo de Ribas de Sil, al igual que sucede de hecho con todos y cada uno de los espacios naturales de esta joya ambiental, espiritual y cultural gallega.
Diez etapas del camino por Rivoira Sacrata
- Os Peares (donde los ríos Sil y Búbal nutren al Miño; puerta de entrada de los Cañones)
- Monasterios de Santa Cristina y Santo Estevo (Ribas de Sil) y los de Santa María de Xunqueira (Espanedo), San Paio de Abeleda, Taboada dos Freires y San Esteban de Ribas de Miño
- Castros de Caldelas y de Marce (Pantón)
- Monforte de Lemos, San Juan de Portomarín y Chantada
- Iglesia de Santa María de Amandi (Sober)
- Fuente San Benito (Esgos), Cascada Augacaida (Pantón) y Playa Fluvial A Cova (Saviñao)
- Miradores de Santiorxo (Sober), Pe do Home (Nogueira de Ramuín), Vilouxe; y Cabezoás y Castro (Parada de Sil)
- Bambán do solpor (Nogueira de Ramuín) y necrópolis megalítica de As Cabanas, por la Ruta do Farricoque
- Balcones de Madrid y Pasarelas do Río Mao (Parada de Sil)
- Embarcadero (Ribas de Sil)
Más info y recursos:
Ribeira Sacra | Los caminos de Santiago
Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribeira Sacra-Galicia-España.