• Los créditos sostenibles serán necesarios para reorientar los flujos de capital hacia los objetivos de descarbonización y sostenibilidad
  • La financiación sostenible acumulada ya alcanza los 33.000 millones de euros en España
  • El sector energético ya utiliza el sistema como herramienta fundamental para transformar su modelo de negocio y espera incrementar los beneficios económicos y la cuota de mercado derivada de energías verdes
  • El report ‘El papel de las finanzas sostenibles en el sector de la energía’ elaborado por Deloitte analiza la inversión en bonos verdes y su aplicación al desarrollo de las renovables y a proyectos de eficiencia energética

Garcés Rivero/ Terabithia Fundaciones / Madrid / SPA

«La financiación sostenible se ha convertido en una herramienta fundamental para transformar el modelo de negocio de las empresas que operan en el sector de la energía y dar respuesta a la transición energética. Los bonos verdes son uno de los productos financieros sostenibles que más crecimiento está experimentando», según informa Fundación Naturgy, entidad filantrópica de la compañía energética que ha publicado el informe ‘El papel de las finanzas sostenibles en el sector de la energía‘, encargado ex-profeso a la consultora Deloitte. Según este estudio, en España, el 79% de los bonos verdes que se emitieron en 2020 se destinó a actividades de energías renovables y eficiencia energética.

“Las finanzas sostenibles serán imprescindibles para reorientar los flujos de capital hacia los objetivos de descarbonización y sostenibilidad, y el sector de la energía es protagonista de esta transición”, explica Concha Iglesias, socia responsable de Clima y Sostenibilidad de Deloitte España y coautora del informe. Iglesias destacó que “las empresas energéticas están acometiendo importantes inversiones en materia de energías renovables, eficiencia, modernización, nuevos vectores energéticos y digitalización de la red, así como en innovación para el desarrollo de tecnologías como las relacionadas con la captura de carbono o el almacenamiento de energía”.

Oliverio Álvarez, socio responsable de Regulación en Energía de Deloitte España, sostiene que “de acuerdo a las estimaciones del Gobierno, más del 50% de las inversiones que va a requerir la transformación a 2030 van a estar destinadas al sector energético, concretamente a medidas relacionadas con la electrificación, las energías renovables o el desarrollo de las redes”. “Además de un importante retorno financiero para los proyectos bien planificados y ejecutados, asistiremos a incrementos en el PIB y en el empleo, y a la mejora de los indicadores medioambientales y de salud”.

Este nuevo informe forma parte de las actividades que la Fundación Naturgy realiza sobre temáticas relacionadas con la energía, para promover el uso racional de los recursos energéticos y fomentar un desarrollo sostenible. La fundación, creada en 1992 por la compañía energética cuando aún era Gas Natural y Unión Fenosa y cambio su nomenclatura tras la remodelación de la multinacional energética, también desarrolla programas de acción social, tanto en el ámbito nacional como internacional, incidiendo especialmente en actuaciones destinadas a paliar la vulnerabilidad energética.

Fotografías: Terabithia Stock / Almudena Fdez. Sanandrés

Financiación de la transición energética

«El sector energético está utilizando las finanzas sostenibles, que tienen en cuenta criterios ambientales, sociales y degobernanza (ESG en sus siglas en inglés), como herramienta fundamental para transformar su modelo de negocio. El objetivo es hacerlo cada vez más sostenible y, en este momento, este tipo de financiación se ha convertido en un pilar fundamental para posibilitar la transición energética», explica la fundación.

El citado estudio analiza la evolución de la financiación sostenible en los últimos cinco años, teniendo en cuenta bonos verdes, sostenibles y sociales, y préstamos y créditos verdes y ligados a la sostenibilidad. A nivel mundial, la financiación sostenible representó, según el informe, un volumen de 2.000.000.000.000 dólares (2 billones según nomenclatura española, 2 trillions USA) en ese periodo, de los cuales 732.000 millones de dólares corresponden a 2020. En España, la financiación sostenible se ha multiplicado por 9 en los últimos 5 años, hasta alcanzarlos 33.000 millones de euros, cifra que implica un crecimiento del 45% respecto al año anterior. En el periodo 2016-2020, el volumen total de financiación sostenible ascendió a cerca de 85.861 millones de euros, siempre según las cifras y datos analizados por el trabajo de la consultora.

“Conscientes de esta necesidad, así como del valor de estas inversiones, el sector financiero se está focalizando en este tipo de productos”, explica Fernando Foncea, socio responsable de Finanzas Sostenibles en el sector bancario de Deloitte, quien apunta que “actualmente, el 32% de los bonos emitidos bajo el estándar de Climate Bonds Initiative a nivel global corresponde a bonos del sector energético”.

Concha Iglesias durante la presentación del informe y el resto de ponentes. Fotos: Deloitte

Oportunidades de inversión para los mercados financieros

En 2020, en España el volumen de los préstamos y créditos sostenibles superó el valor de los bonos sostenibles, alcanzando el 55% del total de la financiación sostenible; y en la primera mitad del 2020, España ocupaba el tercer puesto de los países con mayor emisión de bonos sostenibles, con 8.700 millones de dólares emitidos por administraciones locales, según la explicación de Concha Iglesias. El crecimiento de las finanzas sostenibles debe ir acompañado de una regulación que lo estandarice y lo impulse, en opinión de los citados analistas. En este sentido, el informe recoge “un ambicioso plan de acción para desarrollar y regular la financiación sostenible, en el que un tercio de las actividades son traccionadas por el sector energético”. Cumplir con la Agenda 2030 y hacer frente a los objetivos que plantea la transición ecológica y social requiere de un gran volumen de recursos públicos y privados, lo cual, según el criterio de Fundación Naturgy, se traduce en importantes oportunidades de inversión para los mercados financieros, así como de crecimiento económico y social. Naciones Unidas estima que el desarrollo sostenible puede generar 12 billones de dólares en oportunidades de mercado y crear 380 millones de puestos de trabajo en el mundo. El Green Deal de la Comisión Europea prevé movilizar al menos un billón de euros de inversiones sostenibles durante la próxima década y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030 cuantifica inversiones por valor de 241 miles de millones de euros.

Durante la presentación del informe realizado por Deloitte por encargo de Naturgy participaron también representantes de entidades financieras, además de Nuria Rodríguez, directora de Medio Ambiente y Responsabilidad Social de Naturgy. Rodríguez afirmó que “ya no se concibe ningún negocio si no conjugamos las tres visiones: ambiental, social y de gobernanza”, y en ese sentido destacó que “la financiación sostenible es la savia que nos ayuda a llevar a cabo la transformación hacia la transición energética, que es una oportunidad de cambio para construir un mundo sostenible”.

España lidera la regulación legislativa de las finanzas sostenibles

El director de Finanzas Sostenibles en Banca Corporativa y de Inversión de CaixaBank, Pablo Pérez-Montero, puso de relieve que “Europa ha tomado especial conciencia desde 2015 de la variable de sostenibilidad y la ha incorporado en la regulación de una forma eficiente”. Está liderando las finanzas sostenibles a nivel regulatorio y es un espejo en el que se reflejan países como EE.UU. y Canadá, dijo.

Lara de Mesa, directora de Banca Responsable de Banco Santander, sostuvo que “las finanzas sostenibles son una oportunidad de hacer las cosas distintas, atendiendo al impacto social y sin pérdida de capital natural”. “Acompañar a nuestros clientes en esta transición es para nosotros una prioridad”, afirmó, y recordó que “el sector energético ha sido el primero en el que hemos anunciado una estrategia de alineamiento, ya que supone reducir nuestra exposición a sectores de altas emisiones y apoyar energías renovables”. Por su parte, Blanca Navarro, directora de Estrategia y Evaluación del Instituto de Crédito Oficial (ICO), se refirió a las finanzas sostenibles como “la herramienta necesaria para unir necesidades, priorizando hacia dónde vamos a llevar nuestra capacidad de financiación, tanto desde el sector público como el privado”.

Cubierta del Estadio Do Dragao (Porto), reciente infraestructura basada en el aprovechamiento de las renovables y las sostenibilidad energética.

Lo que arrancó como una serie de iniciativas voluntarias por parte del sector financiero para ofrecer variantes en materia de sostenibilidad, se ha convertido en una rama fundamental de financiación en la actualidad, según la consultora Deloitte. Incluso «la Unión Europea ha puesto la sostenibilidad en el centro de la recuperación económica de la zona, pues tres de los cuatro pilares del plan Next Generation EU se basan en factores de ESG para potenciar el crecimiento». Los productos financieros sostenibles destacan así como una oportunidad rentable para cuantificar los esfuerzos ambientales, de buen gobierno y sociales.

Principalmente se caracterizan por:

Objetivos

  • Productos verdes. Financiación para la protección ambiental y lucha contra el cambio climático.
  • Productos sociales. Financiación para el desarrollo social.
  • Productos sostenibles. Financiación que impacte social y ambientalmente de manera conjunta.
  • Productos ligados a indicadores de sostenibilidad. Financiación ligada al cumplimiento de objetivos y parámetros ESG.

Naturaleza

  • Bonos. Emisión de deuda en la que el inversor conoce la rentabilidad de antemano y se devuelve el capital al vencimiento del compromiso.
  • Préstamos y créditos. Bien sea de manera tradicional o en microcrédito para apoyar a sectores sociales excluidos.
  • Fondos de inversión: Patrimonio formado por aportaciones de inversores.
  • Seguros. Medios para cobertura de riesgos.

En este listado de productos, los que más destacan actualmente son los bonos, que con características ESG, se han colado en los mercados de valores y de renta fija del mundo. La emisión de este tipo de deuda alcanzó en 2020 los 305.300 millones de dólares. Los bonos sociales y sostenibles también han logrado despegar, los primeros con un máximo de 147.700 millones de colocación en el mercado el año pasado y los segundos con 68.700 millones de dólares en deuda durante 2020, casi duplicando los datos de 2019.

Si algo ha impulsado las finanzas sostenibles en el mundo y en el sector energético es la regulación, afirma el informe. «Los organismos que tienen a su cargo la estabilidad del sistema financiero y el fomento de la transparencia en el mismo han visto en este tipo de instrumentos una posibilidad para abordar los grandes problemas mundiales desde su sector». Por ejemplo, la definición del Plan de Acción de Finanzas sostenibles de la Comisión Europea en 2018 es una hoja de ruta sobre las acciones a realizar para lograr un modelo financiero sostenible, seguro, estable y transparente. Este tipo de iniciativas ha llevado a crear un ecosistema más propio para desarrollar negocios sostenibles o con fundamentos ESG.

El desarrollo del plan de acción de la Comisión Europea en materia de regulación establece tres grandes objetivos:

  • Reorientar los flujos de capital hacia inversiones sostenibles a fin de alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo.
  • Gestionar los riesgos financieros derivados del cambio climático, el agotamiento de los recursos y la degradación del medio ambiente.
  • Fomentar la transparencia y el largoplacismo en las actividades financieras y económicas.

«Para aportar a estas metas, el sector energético tiene todas las de ganar. Más de un tercio de las actividades consideradas como potencialmente verdes por la Taxonomía de la UE pertenecen al sector de la energía. En España, el banco central hizo públicas en 2020 las expectativas sobre la integración y gestión de los riesgos derivados del cambio climático y el deterioro del ambiente. No obstante, el país no ha desarrollado una regulación específica aunque la Declaración ante la Emergencia Climática y Ambiental en España que se realizó en 2020 fijaba esto como una prioridad», señala el informe de Deloitte.

Descarga en el siguiente enlace el PDF completo del informe:

https://www2.deloitte.com/content/dam/Deloitte/es/Documents/riesgos/Deloitte-ES-risk-advisory-informe-finanzas-sostenibles.pdf