La sociedad agraria de transformación Fruilar, creada hace casi 60 años en LLeida, supera con cosecha récord la campaña de recolección de manzanas Pink Lady en una temporada en la que la incluso la supervivencia de los frutales estuvo en riesgo por los rigores de la sequía, superados por una gestión eficiente del agua
Terabithia Press / Lleida
Lleida está concluyendo la campaña de recolección de la manzana Pink Lady, la variedad de cosecha más tardía y uno de los tipos de manzana que en los últimos años se ha incorporado con más fuerza al mercado. “Ha sido una temporada muy difícil y atípica, complicada al extremo, por una sequía histórica que nos hizo temer meses atrás no solo por la pérdida de toda la cosecha, sino hasta por la supervivencia de los propios frutales”, explica Joan Serentill, director gerente de Fruilar, sociedad agraria de transformación, envasadora y distribuidora, que agrupa a familias productoras desde 1965 que producen y comercializan 15 millones de kilos de fruta. Las lluvias en el momento crítico que recargaron humedales, canales y reservas hídricas y, principalmente, una gestión eficiente del riego —monitorizado al extremo, utilizando exactamente cada gota que se necesita, en el momento preciso— evitaron el desastre y así, la de 2023, a pesar de todo, será una de las mejores campañas de la historia, según explica a pie de campo Serentill.
Nos acompaña mientras una docena de operarios especializados recogen pieza a pieza, a mano, sin la utilización de medios mecánicos, las manzanas que están ya en el momento óptimo de maduración: “Aparte del empleo de emisores de feromonas para confundir al macho de la mosca y evitar el apareamiento y la consecuente proliferación de parásitos, y de la colocación de mallas para evitar su entrada y también minimizar las amenazas climáticas, la clave de la reducción drástica del empleo de químicos es la gestión de un entorno natural saludable y equilibrado”. Gracias al crecimiento de vegetación entre las hileras de manzanos, a la maleza —controlada—, a la plantación de setos que delimitan las plantaciones y a la instalación de refugios para animales, el productor crea las condiciones favorables para que se desarrolle la fauna auxiliar y se impulse la biodiversidad, de tal manera que los manzanales sean lugares de vida y alimentación para diferentes tipos de pájaros insectívoros y murciélagos (un solo ejemplar come 600 insectos cada hora). Su presencia y conservación es esencial en el nuevo modelo de producción respetuosa con el medio ambiente, pues combaten las plagas de forma natural y limitan la necesidad de utilizar fitosanitarios, para situaciones límite y muy determinadas. Incluso las rapaces nocturnas, como búhos y lechuzas, son los principales depredadores de roedores, como el campañol, los ratones y topos que, por ejemplo, comen las raíces de los árboles. Son éstos animales imprescindibles para conservar el equilibrio natural y no invasivo del entorno natural en el que se cultiva la fruta.




Las manzanas que caen al suelo antes de ser recolectadas se aprovechan en un 100%, bien para su consumo directo (pero no comercialización), o para la elaboración de papillas, compotas y alimentos preparados; bien para la obtención de abonos orgánicos ecológicos. Se trata de seguir avanzado en la filosofía del desperdicio cero ya desde el origen.
Pink Lady Europe, en la que se integra Pink Lady España, es una asociación sin ánimo de lucro que une a distribuidores y agricultores en torno a una estrategia de sostenibilidad y de eficiencia hídrica compartida, que tiene su expresión social principal en la garantía de que el productor recibe una remuneración justa por su producto y que el consumidor adquiere un producto libre de pesticidas y otros contaminantes con un empaquetado reciclable y/o biodegradable y elaborado con materia prima, en el caso de los cartonajes, obtenida de fuentes responsables. Además, en 2016 se creó la Fundación Pink Lady, que apoya proyectos empresariales dirigidos por mujeres en una aportación al desarrollo de las zonas rurales y como complemento a la fijación y arraigo de la población en las zonas de producción.