
Tribuna
Pilar de la Huerta
Asesora del programa científico Mind the Gap de Fundación Botín y autora del ensayo ‘Emprender en Biotecnología’, de Lid Editorial
España sigue sin ser capaz de generar un tejido empresarial basado en innovación e investigación. Las empresas que han generado nuevos productos o servicios basados en investigación y desarrollo propio son muy escasas. Si, además, nos enfocamos en el área biotecnológica, el número de compañías realmente innovadoras que han tenido éxito es bastante reducido.
Ante esta situación tenemos dos análisis que realizar. ¿Tenemos en España un nivel de ciencia suficiente para servir de motor a la creación de nuevas compañías que creen un tejido empresarial tecnológico e innovador? Si la respuesta es que sí, entonces, ¿tenemos científicos con vocación emprendedora que quieran promover este movimiento? Y, sobre todo, ¿estas personas están preparadas y cuentan con el conocimiento global necesario para dar este paso?
A lo largo de mi vida profesional, me he encontrado con numerosos buenos proyectos de investigación liderados por científicos que tenían vocación emprendedora. Sin embargo, la mayoría de ellos carecían de la mentalidad y los conocimientos básicos para poder dar este paso con éxito. Las universidades de ciencias deberían incluir en sus programas asignaturas dedicadas a dar este tipo de conocimiento a sus estudiantes, pues España necesita, no solo buena ciencia, sino también ser capaz de dar una forma practica a ese conocimiento y generar valor para la sociedad y el tejido empresarial.
Resumamos los elementos básicos que un investigador con vocación emprendedora debería conocer para poder dar el salto de montar una compañía con mayor probabilidad de éxito:
- Definir bien cuál es el objetivo que tenemos montando una empresa. Ganar dinero, curar el cáncer, ganar el Nobel, crear trabajo, hacer lo que me gusta…. Los motivos pueden ser muy variados y, en función de los mismos, el concepto de éxito que cada uno tenga es también muy diferente. Para conseguir estos objetivos no siempre el vehículo adecuado es una empresa.
Una particularidad del sector biotecnológico es que los proyectos necesitan bastante pulmón financiero. Eso quiere decir que tenemos que ser capaces de convencer a inversores para que inviertan en nuestra empresa. La gente invertirá si cree que va a ganar dinero con su inversión. Si no tenemos claro que la empresa nace con vocación de generar un beneficio, si pensamos que eso es marginal y que no queremos buscar ese fin, entonces no montemos una empresa. Hagamos otra cosa, busquemos una alternativa para nuestro fin, pero una empresa no es la respuesta.
- Analizar bien qué solución aporta nuestro proyecto. La ciencia por la ciencia es muy interesante y gracias a ella la humanidad avanza. Pero una empresa tiene que ser capaz de lanzar un servicio o un producto que cubra una necesidad. Y esa necesidad ha de ser valorada por el mercado y para ello ha de aportar una solución. Si solo planteo un problema, o no aporto nada que modifique la solución actual al problema, el valor de mi proyecto en términos de mercado es inexistente.
- Tener bien cubierta la protección intelectual de mi proyecto. Por muy interesante y mucho mercado que tenga un descubrimiento, si lo puede copiar cualquiera, el valor es mucho mas reducido.
- Elegir bien al equipo y a los socios. Las empresas las definen las personas que están en ellas, máxime cuando las empresas nacen y son pequeñas. Es muy importante elegir el equipo adecuado, que se complemente y se integre sin conflictos importantes.
- Elegir buenos asesores en las áreas donde los fundadores no tienen conocimiento. No hay que minusvalorar los aspectos que no son los técnicos del proyecto, pero tampoco hay que saber de todo. Lo importante es elegir buenos colaboradores que tengan experiencia previa.
- Dimensionar de forma realista el dinero y el tiempo que se va a necesitar para llegar al siguiente hito de valor. No hay que ser pesimista, pero no ser realista solo genera frustraciones y sensación de fracaso, cuando la realidad puede ser otra muy distinta.
- Antes de buscar fuentes de financiación dilutivas, evaluemos todas las no dilutivas, especialmente las que no son competitivas como puede ser el mecenazgo tecnológico, ayudas a la contratación de doctores u otras ayudas que pueda haber en cada momento para promover el I+D.
- Nunca utilicemos las ayudas públicas como un fin en sí mismo, especialmente si son prestamos reembolsables. La prioridad y el foco de la empresa ha de ser el proyecto, que ha de convertirse en una realidad que llegue al mercado lo antes posible. Las ayudas públicas son eso, ayudas. No pueden ser el foco de nuestro esfuerzo.
- Para captar financiación de inversores, del tipo que sea (profesionales o no) hay que saber vender el proyecto. Si el fundador o científico no tiene dotes para comunicar de una forma atractiva y entendible lo que quiere hacer, tendrá que buscar a alguien que le ayude en esta faceta. Es muy importante saber comunicar y vender lo que la empresa va a desarrollar.
España necesita mas emprendimiento basado en el I+D, en innovación y en tecnología. Como sociedad somos muy creativos, pero necesitamos acercar la mentalidad del mundo de la ciencia al entorno empresarial. Unos y otros han de conocerse y entenderse, pues si los investigadores no entienden lo que buscan y valoran los inversores, difícilmente se va a generar un movimiento potente y profundo de inversión en I+D. Los inversores ven a los investigadores muy alejados de lo que ellos buscan (rentabilidad) y los investigadores no entienden los parámetros por los que se mueven las empresas. Hace falta más conocimiento mutuo, pues los países que apuestan por la ciencia de una forma practica son los que lideran el mundo y los que más éxitos, económicos y científicos, obtienen. Empresa y ciencia no son mundos opuestos, son tremendamente complementarios.
Pilar de la Huerta Martínez es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid. Su vínculo con el sector de la Biotecnología se inició en la compañía gallega Zeltia en el año 1999, desde donde pasó a otras compañías biotecnológicas; ahora está centrada en el sector ‘healthcare’ como directora general de Arquimea Medical. Actualmente es además asesora permanente Mind The Gap de Fundación Botín. programa que desde 2011 impulsa el emprendimiento biotecnológico para posibilitar que las tecnologías con potencial comercial, desarrolladas por instituciones científicas españolas, lleguen al mercado para generar desarrollo social y económico, con el objetivo de cubrir la brecha que separa la ciencia de la empresa y la sociedad.
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