¿QUÉ VAMOS A HACER
CON LA CARNE
ESPAÑOLA?
EUGENIO FERNÁNDEZ
Crónicas de Fauna / Terabithia Press
Ha vuelto a pasar. Unas declaraciones del Ministro de Consumo del Gobierno de España contra una parte de la producción ganadera de España. Justo como suena: un ministro de España en contra de su propia producción, y encima para un medio extranjero. No es de extrañar que el sector ganadero esté pidiendo inútilmente su cabeza.
Porque llueve sobre mojado. Vamos a ver. Yo creo que las personas medianamente formadas e informadas tenemos claro que la producción industrial de ganado con fines cárnicos es insostenible medioambientalmente y es una de las causas demostradas de la destrucción de los bosques tropicales. No es la única, claro, pero es una de ellas.
Ahora bien, vamos a realizar un ejercicio de aquello de “Piensa globalmente, y actúa localmente” y ver qué está pasando en España. Porque, que yo sepa, aquí ningún ganadero está destruyendo la Amazonia. Por muy buenas intenciones que tengamos, si nuestra política de comunicación, nuestra pedagogía, es la que está mostrando el ínclito ministro, entonces lo que se consigue es justo lo contrario de lo que se pretende. Durante los próximos días veremos cientos de fotos en Redes Sociales de gente subiendo chuletones y barbacoas para chinchar al ministro y mostrar el apoyo a nuestros ganaderos.
Buenas intenciones, mala táctica.
En primer lugar, porque viene de un miembro del Gobierno, es decir, de quien está obligado a cumplir y hacer cumplir las normas vigentes en bienestar animal y en seguridad alimentaria, que no son sólo españolas sino comunitarias. Si el señor Ministro cree que las macro-granjas de cerdos no cumplen ni con los estándares de bienestar animal ni con los estándares sanitarios para la exportación de la carne, entonces lo que debe de hacer es paralizar la producción de estas macro-granjas, inspeccionarlas, señalar las deficiencias e incumplimientos y obligarles a cumplir la Ley.
El problema es que sí cumplen. Estas macrogranjas cuentan con todos los permisos porque cumplen con la legislación vigente. Por tanto, lo que debe hacer el Sr. Ministro es cambiar la Ley. Si considera que las normas vigentes en bienestar animal y en seguridad alimentaria son insuficientes o erróneas, entonces debe cambiarlas y acto seguido hacérselas cumplir a estas explotaciones.
No ha hecho ni una cosa ni la otra. Ni lo hará, claro.
Lo que tenemos que hacer es dejarnos de zarandajas. Para empezar, consumir MENOS carne. Esa es una recomendación muy razonable y que cuadra perfectamente con una sana dieta mediterránea, donde el consumo de carne es minoritario y preferentemente de cerdo, ave, cordero y conejo, y donde el vacuno no debería tener ni cabida. Eso para empezar.
En segundo lugar, desmantelar ya estas macro-granjas. Si despiertan la contestación y la protesta allá donde se instalan, pues será por algo. Investíguese. Y, por favor, vamos a dejarnos ya de montar estos chiringuitos cárnicos para la exportación, porque la carne se la llevan otros, pero aquí nos queda la mierda y los purines. Lo que hay que hacer es dimensionar el sector cárnico para dar servicio a nuestro mercado nacional, que les debería bastar y sobrar si de verdad nos creemos eso de las bondades de la dieta mediterránea.
Y no les va a faltar trabajo a los ganaderos, que no se me alarmen. Tienen un mercado de 46 millones de habitantes más 80 millones de turistas cada año. Porque no olvidemos que España es un país volcado hacia el turismo. Nada menos que un mercado anual de casi 130 millones de personas, o sea, un país como Brasil. No hay que montar tinglados contaminantes e industriales para exportar cerdo a Francia o cordero a Argelia.
Foméntense nuestras razas ganaderas autóctonas: el vacuno retinto, la tudanca, el cordero manchego, aragonés o castellano, el cerdo ibérico o el porco celta…no sólo será más beneficioso para nuestro patrimonio zootécnico, cultural y medioambiental sino que habrá carne de sobra para un mercado local-aumentado por el turismo con carne de altísima calidad y mediante medios de producción tradicionales, sin necesidad de esas monstruosidades industriales que, éstas sí, importan soja a espuertas, esa soja que sí deforesta la Amazonia.
Señor Ministro: tiene usted buenas intenciones, pero sus asesores en Comunicación son pésimos. Contrátenos a los de Terabithia Press.
Le irá mucho mejor, créame.
Photos © Terabithia Stock / EFG