Eduardo Fernández / Terabithia Press / AKF


Australian Koala Foundation informa que hasta el 30% de los ejemplares de las diferentes colonias de este marsupial endémico de Australia podrían haber perecido, quemados vivos, durante la oleada de incendios

La cifra de personas fallecidas infectadas por el virus SARS-CoV-2 en Australia supera a mediados de julio el centenar, dato modesto en comparación con el número de muertes de Europa o América. Apenas había terminado la más catastrófica temporada de incendios forestales que se recuerda en la isla oceánica y comenzó la batalla sanitaria contra la pandemia, lo cual hizo fácil olvidar desde las antípodas de España –y también allí- que Australia, especialmente su entorno natural, ha sufrido como casi nunca en su historia desde que comenzó 2020.

Según el Gobierno australiano, el fuego mató a 33 personas, pero –un dato escalofriante- perecieron abrasados 1.000 millones de animales y arrasadas 13 millones de hectáreas de superficie silvestre, con una pérdida de biodiversidad casi irrecuperable y consecuencias biológicas aún ignotas para los expertos zoólogos y etnobonáticos de la isla más grande del planeta, cuya fauna es característica y única.

Una de las poblaciones de animales más afectadas fueron los koalas: Australian Koala Foundation informa que hasta el 30% de los ejemplares de las diferentes colonias de este marsupial endémico de Australia podrían haber perecido, quemados vivas, en la costa norte del Estado de Nueva Gales del Sur, entre la capital Sidney y Brisbane. Esta especie ya estaba antes catalogada como vulnerable en la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Ash, el koala Joey cuya imagen da la vuelta al mundo. Photo: The Australian Reptile Park

Como un amanecer tras semanas de oscuridad provocada por nubes de humo y ceniza, el Australian Reptile Park dió la bienvenida al primer bebé koala, nacido desde que se extinguieron los fuegos, y a los cinco meses de edad! Tras el parto, pesaba menos de un gramo y parecía una gominola rosa. Pesaba sólo un gramo, ciego, sin pelo ni orejas y muy diferente al muñequito lindo y esponjoso en el que se ha convertido ahora. Dentro de la bolsa marsupial de la madre, adherido a la tetina hinchada para llenar su boca, tardó semanas en desarrollarse mientras ardía Australia, bebiendo la leche de su madre, hasta que por primera vez, justo en este momento distópico, muestra su carita de esperanza al mundo.

Acertadamente llamado ‘Ash’ (ceniza) se ha convertido en un icono, en un signo de esperanza para el futuro de la vida silvestre autóctona. «El koala joey (así llaman los australianos a los cachorros de esa especie) representa el comienzo de lo que esperamos sea otra temporada de reproducción exitosa», explica Dan Rumsey, cuidador del Australian Reptile Park. «¡Fue un momento increíblemente emotivo cuando vimos al adorable Ash sacar la cabeza de la bolsa de su madre por primera vez y mirar a la cámara!»


El cuidador Dam Rumsey Photo: The Australian Reptile Park

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